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LA OPOSICIÓN EN SU ENCRUCIJADA

Son suficientes y nada menores los problemas que enfrenta el gobierno nacional, y por la atención pública que ello conlleva, poco se habla de los avatares de Cambiemos, Juntos por el Cambio o como se lo denomine: hay también allí mucha tela para hilar.

Redacción
06/08/2022 22:35
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

  Empecemos por los dueños de la pelota: nos referimos al PRO. La Coalición Cìvica es socia muy menor –aunque Carrió sepa hacer valer sus pocos votos como muchos a la hora de la palabra televisiva-, y la UCR, hasta ahora nada más que una compañía útil para atesorar comicios. De tal manera, y con el aval del stablishment empresarial y mediático, el PRO es propietario absoluto de la coalición.

  Allí, como en un poema del memorable Miguel Hernández que Serrat difundiera, “todo es confuso”. Macri sale a hablar y visitar barrios –cuando el rechazo popular lo permite-, intentando hacer ese improbable “segundo tiempo” que en algún escrito con su firma se augurara. Pero es Rodríguez Larreta quien va en punta en la cinchada: no tiene consigo el desgaste de una gestión fracasada, y pasa por ser un buen gestor en la CABA. Detrás viene Bullrich, quien en varios gobiernos y en no pocos partidos ha pasado sin pena ni gloria (o con más pena que gloria, para ser justos), y que sin embargo muestra una buena posición en las encuestas, que nadie sabría a qué factor adscribir si no es al peso del bombardeo mediático y sus oposicionismos cerriles, carentes de todo anclaje en lo real.

  La relación entre los tres candidatos es francamente mala, y allí se suman una Vidal súbitamente subordinada a Macri –algunos sugieren que por obra de carpetazos-, más personajes como Santilli y Ritondo, confrontados entre sí por la candidatura en provincia de Buenos Aires, y cada uno de ellos remitiendo a uno de los precandidatos presidenciales en pugna.

  Por debajo, la UCR. Con histórica actitud de asimetría frente al PRO, al cual se sometió sorprendentemente durante el gobierno de Macri. Lo curioso es que no hablamos de convicciones, en lo que algunos –no todos- los radicales resultan equiparables al PRO en cuanto su adhesión al libre mercado y el antiperonismo. Más bien lo sorprendente es que se resignara los propios intereses, que hubiera aceptación de que el gobierno fuera sólo del PRO, perdiéndose así influencia, poder, sitios gubernamentales y llegada a la población y el electorado.

  Desde ese radicalismo, Morales busca ser candidato nacional. ¿Podría el PRO permitirlo? Difícil. Para algo tiene los medios a su favor: al que pretenda algo que perjudique sus intereses, se lo sataniza con una editorial contundente de los diarios líderes. Bien le ocurrió a Cornejo cuando llegó a la presidencia de la UCR y creyó llegada su buena hora nacional: un editorial breve y lapidario dejó claro quién manda.

  Igual, Morales patalea: pero en las encuestas está lejos, tanto como lo está su natal Jujuy de la capital nacional. Y Manes es el otro candidato: más realista, se pone en el límite: con un discurso menos antiperonista y más centrista, apuesta a la racionalidad, y a que ella se imponga en Juntos por el Cambio. Allí tiene un pie, y hasta entronizó a su hermano como directivo de la UCR en provincia de Buenos Aires: pero bien sabe él que allí las posibilidades de que llegue a ser candidato presidencial son remotas. Por ello juega al minué con Schiaretti, y deja abierta la posibilidad de ir por fuera de JxC si le conviniera. Total, se sabe que la camiseta de la UCR para Manes es tan poco propia como lo es para otro advenedizo como Lousteau.

  Se verá. Hay otros que juegan de modo más precavido, y así Cornejo hoy se muestra con Bullrich, como lo hace desde hace tiempo: si la UCR sola no puede, mejor será adosarse a la fórmula de una candidata del PRO. Muestra así que para algunos en el radicalismo, esa  posición subordinada resulta la única posibilidad plausible.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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