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Sergio Levinsky
Seguramente, vaya a saber uno dónde, durante el fin de semana pasado, mi padre habrá llegado a algún lugar y lo primero que habrá preguntado es dónde puede se puede ver al Barcelona o al Manchester City -o en estos tiempos, al Arsenal- y cómo salió Boca. Inmediatamente después, habrá consultado si hay una sala importante cerca, con buena acústica, para poder presenciar un buen concierto, una buena ópera, y si alguien dispone de un CD para poder escuchar a Astor Piazzolla.
El canal de TV que transmitía el partido que el París Saint Germain (PSG) no le podía ganar a uno de los últimos de la liga francesa, el Brest, anoche, ya ensayaba otra especulación de la extensión de la crisis tras la eliminación de la Champions League a manos del Bayern Munich, a mitad de semana, cuando ya en el descuento, un maravilloso pase de Lionel Messi dejó casi con media cancha libre a Kylian Mbappé, quien eludió al arquero como un rayo y anotó el 2-1 final.
El momento más simbólico de la noche en el estadio Metropolitano fue cuando el francés Antoine Griezmann marcó el tercer gol de su equipo y corrió al banco a abrazarlo. Fue entonces que Diego “Cholo” Simeone se emocionó y le dio un beso en la mejilla a uno de sus jugadores fetiche, que puso todo y que fue fundamental para la histórica victoria de 6-1 del Atlético Madrid ante el Sevilla por la Liga Española.
Rara avis del fútbol, en la misma semana que el Real Madrid descubrió que con un poco de concentración, recuperación física de algunas estrellas, y un poco de fortuna en el sorteo -cosa que casi siempre ocurre- podría ganar su decimaquinta Champions League, también, apenas días más tarde, se va dando cuenta de que uno de sus asuntos más descuidados de estos años, la Liga Española, se le empieza a escapar de las manos de manera casi definitiva.
No terminan de irse las esquirlas de lo que se dio en llamar el “Barça-Gate”, aquel escándalo por el que la anterior comisión directiva de Josep María Bartomeu le pagó a expertos en redes sociales para que atacaran a diferentes personajes -jugadores propios incluidos- que no caían bien, cuando apareció otra situación espuria que puede traer consecuencias muy duras para el Fútbol Club Barcelona: ahora se descubrió que entre 2001 y 2018 pagó a quien fuera vicepresidente del Comité Arbitral de la Federación Española nada menos que siete millones de euros.
Ya no es noticia y sin embargo, lo es en otro sentido. El Real Madrid se consagró campeón mundial por quinta vez, desde que el torneo se juega con el formato que incluye la presencia de los ganadores de las copas continentales, pero por octava ocasión si tomamos en cuenta aquellas Copas Intercontinentales que se llegaron a disputar desde 1960, entre el campeón sudamericano y el europeo.
Si hay algo que aquilata Ramón Ángel Díaz son títulos de campeón. Junto a Marcelo Gallardo y a Carlos Bianchi, ocupa el segundo lugar en la tabla histórica de directores técnicos argentinos en este sentido, únicamente superados por el “Mago” Helenio Herrera, aquél legionario entrenador del Inter de los años sesenta, que tiene un galardón más.
El 14 de noviembre de 1983, un maestro del periodismo, el español Julio César Iglesias, publicó en el diario “El País” de España, un artículo con un extraño título: “Amancio y la Quinta de El Buitre”. En verdad, el nombre “Amancio”, por el gran Amancio Amaro, símbolo del Real Madrid
En el estadio Metropolitano ya no se escucha, en toda su estructura, aquel grito de guerra de “Ole, ole, ole, Cholo Simeone”. Surge desde algunas voces aisladas, desde algunos grupos, pero ya no es unánime y de hecho, hay muchas dudas sobre qué sucederá con el entrenador argentino