La escalada de tensión entre la Nación y las provincias, en especial después de que el caso Chubut expusiera el quiebre que antes habían insinuado otros recortes de fondos federales, ha abierto más interrogantes en esta Mendoza en Vendimia, otrora núcleo político de la negociación y este año deslucida vitrina.
Es que a las anunciadas suspensiones de aportes para el transporte y el incentivo docente, la retención de coparticipación que hizo estallar la relación entre Javier Milei e Ignacio Torres, gobernador chubutense pero también del resto de los mandatarios provinciales, no hizo más que explicitar la metodología a "cara de perro" de la Nación.
Sin contemplaciones, mucho menos consideraciones políticas, el ministerio de Economía que conduce Luis Caputo se calzó el traje del más antipático acreedor (y aunque descartan que esa actitud haya sido una represalia por el fracaso de la Ley Ómnibus) le pasó factura por el total de los despilfarros anteriores de esa provincia.
¿Un caso testigo capaz de servir como ejemplificador de la dureza del ajuste? o ¿simple ortodoxia de mercado que no distingue costos adicionales para las frágiles economías subnacionales y ejecuta cuanta acreencia anda dando vueltas?
La disputa, que tras un fallo federal en primera instancia en contra de la Nación promete llegar -incluso a través de un per saltum- a la Corte Suprema, dejó en alerta sobre cuál es la actitud con la que se van a enfrentar las provincias al momento de negociaciones similares. No debe haber obstáculos para el déficit cero, dice la Casa Rosada, aunque ello implique que algún distrito quiebre, o que se genere inquietud social por la incapacidad financiera.
De hecho, La Rioja no sólo avanzó en este tiempo en el lanzamiento de una cuasimoneda al estilo de las que proliferaron en la crisis del 2001, sino que esta semana se declaró insolvente ante sus acreedores en dólares. Un default que complica el contexto nacional y un camino que no pocos descartan para otras jurisdicciones con problemas similares si Milei no afloja la soga del cuello.
Mendoza enfrenta por ahora no sólo la caída de la recaudación producto de la menor actividad económica sino que aún insiste en recuperar fondos que no dan por perdidos, pero cuyas señales no son sólo ambiguas sino también escasas. Por lo pronto, avanza en el roll over para el vencimiento de la deuda en dólares de este mes y a cruzar los dedos por lo que vendrá en el futuro.
En ese mar de incertidumbre, en Casa de Gobierno se pensó que la Fiesta Nacional de la Vendimia bien podría servir como el marco para disipar tensiones, procurar diálogos y acuerdos con los enviados del Poder Ejecutivo Nacional: la vicepresidenta Victoria Villarruel; el ministro de Interior, Guillermo Francos y el presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem quien dejó un mensaje contundente apenas arribado: "el límite de la negociación es el déficit cero".
Una definición que no deja mucho más margen que la vía judicial con la que Chubut logró además el restablecimiento de los fondos para el subsidio del boleto de colectivo que les cortaron a todas las provincias. ¿El resto, imitará?
Por lo pronto, el gobernador Alfredo Cornejo pretende, jugando de local, hacer valer en estos días su habilidad de negociador en la adversidad y su claro sentido del timming para evitar quedar a salvo de la balacera y si es posible, obtener algún rédito. Aunque sea una cosecha modesta que le permita seguir adelante.
Sin embargo, nada ni nadie asegura que eso finalmente se concrete, ni mucho menos que las gestiones sean fructíferas. La rebelión en cadena de las provincias que con más o menos fervor se solidarizaron Chubut hizo que Milei redoble la apuesta y que incluso, días atrás, también arremetiera contra un fondo que Alberto Fernández le creó a medida al bonaerense Axel Kiciloff, con lo que extendió la pelea a todo el espectro político de los gobernadores y les dió más argumentos para su defensa.
En ese contexto, el discurso de apertura de sesiones del Congreso Nacional el viernes por la noche puede incendiar aún más el escenario, generar nuevas reacciones de uno y otro lado que repercutirán indefectiblemente en los diálogos políticos que se produzcan en Vendimia.
Algo así como la feroz tormenta granicera que asoló Mendoza días atrás y que terminó de dañar lo mucho o poco que hasta ahora quedaba en pie.