El número 18 puede tener muchos significados, puede marcar la desgracia de quedar eliminados frente a Francia en el Mundial de Rusia o festejar la gloria eterna.
Así fue el 18 de diciembre de 2022, frente al mismo rival que hundió los sueños de Lionel Messi y compañía. Ahí se encontraba nuevamente Argentina, de pie, con convicción y sobre todo con un Leo que jugó con el corazón en la mano aquella definición.
“Si no sufrimos, no somos argentinos”, suele decir el dicho y vaya que se sufrió aquella noche en Lusail. Parecía que todo finalizaría de manera amena y tranquila, disfrutando del buen juego colectivo y certero del seleccionado conducido técnicamente por Lionel Scaloni.
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En Argentina era la hora del almuerzo, los recuerdos de ese momento invaden la mente nuevamente. Quién no se habrá hecho un asado esperando la final, era domingo, pero en muchos casos seguramente el estómago se cerró y no podían probar un bocado
La tensión y a su vez el disfrute eran máximos. En la faceta de periodista, había que colaborar con nuestros enviados especiales Fabián Galdi, Roberto Suarez y Sergio Levinsky, por momentos este trabajo se tornaba difícil, el contexto así lo hacía sentir, ser periodista es ser objetivo en todas las informaciones que damos pero en una final del mundo esa regla se puede romper.
Todo parecía ser perfecto y más con el exquisito gol de Ángel Di María que comenzó a puro toque y terminó con la definición por un Lloris que en la desesperación se tiró al suelo para cubrir una pelota que el rosarino le dio de sobre pique, llenando así el corazón de los argentinos de alivio y alegría.
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Pero nos tocaba sufrir, Kylian Mbappé salió al verde césped furioso para encontrar el empate y así lo hizo. El 18 podía formar parte de una nueva desgracia frente a los galos, pero en el minuto 123 y frente a Kolo Muani, el “Dibu” como un arquero de handball estiró su pierna firme y logró evitar la caída de su arco.
Todo se fue a los penales, la fatídica tanda de penales que definen al campeón y puede ser injusto con quien hizo todo para ganarlo. El destino estaba escrito, el “Messías” esta vez no podía llorar de tristeza, lo tenía que hacer de alegría por haber conseguido la gloria eterna y subirse al eterno pedestal del fútbol mundial.
“Somos todos Montiel” se escuchó decir al colega Rodolfo De Paoli, todos los argentinos y argentinas estaban en el botín del lateral derecho. Montiel disparó, Lloris fue para el otro lado y el desahogó en Qatar fue total.
Fue un festejo de total emoción, de llantos, de padres e hijos abrazados eternamente como el abrazo de Leo y Paredes luego de la consagración en la fila de espera en mitad de cancha.
Llegó el momento de la premiación, Leo Messi recibía el balón de oro de la Copa del Mundo y cuando se retiraba pasó por enfrente de ella, que lo esperaba, que lo llamaba a que vaya a saludarla por primera vez.
Hoy se cumplen seis meses de ese beso, ese beso que todos deseábamos ver y con el que queríamos que Leo corone su máximo sueño con la camiseta albiceleste. La historia del encuentro entre Lionel Messi y la Copa del Mundo tardó, pero como en toda historia de amor, los que son correspondidos están destinados a encontrarse y lo hicieron aquel 18 de diciembre de 2022, en Qatar…