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Real Madrid huele sangre, y mata

No fue una semana más para el Real Madrid. Tal vez, a mediados de la próxima tenga demasiado en claro lo que puede depararle esta temporada.

08/04/2023 21:45
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Por Sergio Levinsky, desde Barcelona

Muchos lo daban como casi eliminado de la Copa del Rey luego de caer ante el Barcelona en la ida, como local, en el Santiago Bernabeu, por 1-0, pero dio un tremendo golpe de autoridad en la vuelta, en el Camp Nou, y se impuso 4-0 para clasificarse a la final ante el Osasuna y con muchas chances, ahora, de ganar un primer título.

Sin embargo, el gran objetivo de la temporada no es ese, sino, como siempre, la UEFA Champions League. Como suele ocurrir, al comenzar el torneo los blancos nunca son candidatos y más aún sucede esto cuando acaban de ganar la “Orejona” en la temporada pasada. Se suele decir que en Europa es casi imposible repetir este título porque juegan muchos condicionantes, pero el Real Madrid es la excepción: de las catorce veces que levantó el trofeo, en cinco lo hizo de manera consecutiva (las primeras cinco ediciones, cuando aún era la Copa de Campeones de Europa, entre 1956 y 1960, con Alfredo Di Stéfano de estandarte), y en otras tres volvió a repetir (entre 2016 y 2018, en tiempos de Cristiano Ronaldo en la cancha y Zinedine Zidane en el banco como entrenador).

Si el Real Madrid estuvo 32 años sin conquistar la máxima Copa europea (entre 1966 y 1998), una vez que la recuperó en aquella final de Amsterdam ante la Juventus con el ya legendario gol del montenegrino Pedja Mijatovic, no paró de ganar, y se impuso en ocho ocasiones desde entonces (1998, 2000, 2002, 2014, 2016, 2017, 2018 y 2022). De hecho, su actual entrenador, el italiano Carlo Ancelotti -ganador de ligas en cinco países distintos-, ya lleva ganadas dos (2014 y 2022).

Los blancos saben que la liga española, esta temporada, está perdida, y más aún luego de caer hace algunas horas en el Bernabeu, y con un equipo conformado por una mezcla de titulares y suplentes, 2-3 ante el muy buen Villarreal de Quique Setién (el mismo al que el Bayern Munich le metió un 8-2 cuando dirigía al Barcelona de Lionel Messi en 2020), y entonces, si el Barcelona de Xavi hernández llega a vencer como local al Girona el próximo lunes, la distancia será de quince puntos a falta de treinta en juego.

No sólo eso: el Real Madrid corre peligro, incluso, de no finalizar segundo en la liga porque si el Atlético Madrid del “Cholo” Diego Simeone se impone como visitante al Rayo Vallecano en el derbi de la ciudad, quedará tercero a sólo dos unidades de los “merengues” con diez fechas todavía en juego.

Sin embargo, se sabe, para el Real Madrid y para sus hinchas, la Champions es todo, o casi todo. Nada se equipara y nada consigue empañarla. Y menos, cuando los blancos huelen sangre. En este caso, el miércoles, por la ida de cuartos de final, recibirá a un Chelsea en absoluta crisis, porque no se trata sólo del juego, que desde hace rato que perdió fuelle y está muy lejos de aquel equipo que estuvo al borde de eliminar al Real Madrid en los mismos cuartos de la temporada pasada y en el mismísimo Bernabeu (en un momento se puso 0-3) sino que ahora ni siquiera mantiene como dueño a quien por diecinueve años fue el empresario ruso Román Abramovich.

El magnate supo darle una identidad al Chelsea, al que convirtió en un equipo grande, de los tops del continente europeo, pero en especial la Guerra de Ucrania le trajo muchos problemas políticos. Si ya por una cuestión impositiva no podía residir en Gran Bretaña, el anterior gobierno inglés de Boris Johnson lo presionó para que pusiera en venta el club, que fue a parar a manos del multimillonario Todd Boehly, que se gastó una fortuna en fichajes (entre ellos, el del reciente campeón mundial, Enzo Fernández) pero sin ningún resultado. Ni siquiera le sirvió haberle sacado el director técnico Graham Potter al Brighton, que sigue siendo una de las sensaciones de la Premier League. Al poco tiempo lo tuvo que despedir, y tras una breve transición acaba de asumir un ídolo de los hinchas, el ex jugador Frank Lampard, que no tiene precisamente un gran palmarés en este trabajo.

Todo indica que Lampard sólo asumirá hasta el final de esta temporada y luego se verá, aunque ya hay varios entrenadores en carrera y uno de los más importantes es Mauricio Pochettino (otro, el español Luis Enrique). La gran pregunta es si este equipo “blue”, que navega en la mitad de la tabla de la liga inglesa, alejado del protagonismo que tuvo hasta 2022, puede siquiera hacerle sombra a este Real Madrid vigente campeón de Europa y del mundo, y que parece haber encontrado la línea de juego que más le conviene, en el momento justo.

Porque el Real Madrid que vimos el pasado miércoles en el Camp Nou ante el Barcelona, no sólo ganó 0-4, sino que bien pudo imponerse por varios goles más. Ancelotti, un entrenador ganador por naturaleza (no por nada es cortejado por la Confederación Brasileña para que asuma en la selección cuando termine su contrato en julio de 2024 o si se pudiera, antes), fue subiendo la apuesta para la revancha luego de perder como local (sin merecerlo aunque tampoco sin jugar muy bien) por 1-0, y sostuvo que confiaba en sus jugadores y que estaba seguro que se podía revertir la serie. Y así fue, pero no sólo desde la calidad de algunos incombustibles como Luka Modric, Toni Kroos o Karim Benzema (ya absolutamente recuperado de la lesión que lo marginó de la competencia por varios meses), sino desde un planteo ejemplar.

Ancelotti, como visitante y ante un Barcelona que por la Liga, en el Camp Nou, no llegó a la decena de goles recibidos en cerca de treinta partidos, dispuso un sistema táctico de 4-1-2-3, con apenas un volante de recuperación (Kroos), dos para apoyar a los delanteros e irse al ataque cuando pudieran (Valverde y Modric) y tres delanteros netos (Rodrygo, Benzema y Vinicius Junior), más Carvajal como lateral derecho y como suele proceder en varias ocasiones, Camavinga, que es volante central, como lateral izquierdo para agilizar el juego. Es decir, un equipo ultraofensivo y ante un rival que lo venía complicando y que en 2022 le ganó por la Supercopa de España, por la Liga y por la ida de la Copa del Rey.

Tampoco es que no haya sufrido, porque el Barcelona tuvo mucho más tiempo la pelota, la administró bien, pero no tuvo la necesaria asistencia a su goleador, el polaco Robert Lewandowski (a quien muchos le caen insólitamente encima cuando poco puede hacer si no lo habilitan sus compañeros), y en el final del primer tiempo, los blancos encontraron el espacio para un ataque certero y se fueron al descanso con la serie igualada, y ya mataron en el segundo tiempo, con espacios y la desesperación del rival.

El Real Madrid sabe que tiene casi perdida la liga y que tiene altas chances de ganar la Copa del Rey en la final del estadio La Cartuja, en Sevilla, ante el Osasuna, pero lo que verdaderamente le interesa es la Champions, y sabe que se encuentra a sólo cinco partidos de la Decimoquinta. De eliminar al Chelsea (es claro favorito ante los ingleses) debería jugarse la última parada antes de la final de Estambul ante el ganador de la serie de cuartos de final entre el Bayern Munich y el Manchester City, una apasionante llave entre dos equipos muy fuertes, aunque es inexplicable que las autoridades alemanas hayan echado al DT Julian Nagelsmann luego de que su equipo ganara todos los partidos del torneo hasta ahora y además es líder en la Bundesliga. Su reemplazante, Thomas Tuchel, tiene la experiencia de haber sido campeón con Chelsea y finalista con el PSG.

De pasar el Manchester City, ocurriría algo muy particular y es que Real Madrid repetiría, entre las cuatro fases de eliminación directa, al menos a tres de sus rivales de la temporada pasada (Liverpool, Chelsea y Manchester City) y volvería a enfrentarse con el equipo de Josep Guardiola, al que eliminó la vez anterior en unos minutos finales de infarto, aunque enfrente no estaba el noruego Erling Haaland, autor ya de 30 goles en la liga inglesa, con un promedio de más de un gol por partido.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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