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La Iglesia le reclamó a la dirigencia política que genere un clima de fraternidad

Los referentes oficialistas, includo el presidente Alberto Fernández, estuvieron presentes en la Basílica de Luján. La oposición no asistió

Redacción
10/09/2022 18:39
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La Iglesia le reclamó a la dirigencia política generar un clima de fraternidad, en el marco de la "misa por la paz" convocada por el Gobierno y realizada en la Basílica de Luján y de la que participó el presidente Alberto Fernández y su Gabinete, referentes sociales y del peronismo, pero sin representación opositora.

"La fraternidad es un don y una tarea, difícil, compleja, pero necesitamos darnos un clima de fraternidad", sostuvo el arzobispo de Mercedes-Luján, Jorge Eduardo Scheinig.El jefe de Estado se encontraba sentado en primera fila del importante templo católico, con el ex mandatario Eduardo Duhalde sentado a su izquierda y la referente de Madres de Plaza de Mayo

Con referencias explícitas a la crisis de 2001, la Iglesia advirtió que el país enfrenta “un tiempo extremadamente delicado y la paz social está frágil y amenazada”. 

Lo afirmó el arzobispo de Mercedes-Luján, monseñor Jorge Eduardo Scheinig, al encabezar la misa por la paz y la fraternidad en la Basílica de Luján, en la que se rezó por la vicepresidenta Cristina Kirchner, a diez días del ataque que sufrió frente a su domicilio, y por la salud del exsenador Esteban Bullrich. Pidió, además, “fortalecer la democracia y reconstruir con esperanza la patria herida”.

En primera fila estaba el presidente Alberto Fernández y, a pocos metros, el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, y el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro. La celebración religiosa reunió a un elenco netamente oficialista, ante la decisión de Juntos por el Cambio de no asistir a la convocatoria.

El propio arzobispo explicó en el principal santuario del país que la iniciativa de la misa partió del intendente de Luján, Eduardo Boto (Frente de Todos), en una convocatoria “abierta a todas las fuerzas políticas”.

Al lado de Fernández se ubicó el expresidente Eduardo Duhalde, a quien le tocó conducir el país tras la grave emergencia de diciembre de 2001. Su presencia contribuyó a fortalecer el escenario trazado por el arzobispo Scheinig en su mensaje, en el que hizo referencia a aquella crisis y llamó a “romper el círculo letal del fatalismo”. Insistió, además, en que “la oración por la paz y la fraternidad es urgente”.

“Si nos encerramos vamos al choque, al enfrentamiento, a la disolución. Si nos abrimos [al diálogo], podemos encontrarnos, escucharnos, dialogar, trabajar por el bien común, fortalecer la democracia y reconstruir con esperanza la patria herida”, dijo el arzobispo, al citar pasajes de la encíclica Fratelli tutti, de Francisco.

Lo acompañaron el vicario episcopal para las Villas de Emergencia, el obispo Gustavo Carrara, y varios sacerdotes que integran el equipo de curas villeros. Hubo también presencia de dignatarios de otras confesiones religiosas.

Schenig recordó un mensaje del Episcopado de mayo de 2001, en las puertas de la crisis del gobierno de Fernando de la Rúa, al señalar que “la patria requiere algo inédito”.

Formado en la diócesis de San Isidro, Schenig, de 63 años, trabajó varios años con el cardenal Jorge Bergoglio en la pastoral urbana del área metropolitana. Francisco lo nombró en la arquidiócesis de Mercedes-Luján, primero como obispo auxiliar, en 2017, y dos años después como arzobispo.

En el Episcopado integra la Comisión de Pastoral Social.

Varios funcionarios concurrieron a la Basílica de Luján. Desde el jefe de Gabinete, Juan Manzur, y el canciller Santiago Cafiero hasta los ministros Juan Zabaleta, Jorge Taiana y Daniel Filmus. 

También estuvieron el jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde, la intendenta Mayra Mendoza y la presidenta de la Cámara de Diputados de la Nación, Cecilia Moreau, entre otros.

En la vereda opuesta, una fuente de Juntos por el Cambio, justificó la ausencia de la oposición. “No fue una invitación de la Iglesia, sino política. El bloque decidió no asistir, pero tampoco la mesa de provincia ni en el consejo nacional”, argumentó a LA NACION una fuente de Pro.

Al respecto, en sectores eclesiásticos lamentaron las ausencias e interpretaron que así le regalaron el protagonismo a la oposición, al tiempo que lamentaron la ausencia de dirigentes de peso, en una ceremonia en la que se tuvo presente a la figura de Esteban Bullrich.

El arzobispo de Mercedes-Luján pidió que no se malinterprete el mensaje que daba la Iglesia con la celebración de la misa. “Aquí vienen millones de peregrinos de todas las realidades sociales, de todos los partidos políticos y movimientos sociales.

La Virgen de Luján es la garante de la unidad del pueblo argentino. Nadie debería quedarse afuera de la Casa de María en Luján”, señaló.

En la misma Basílica de Luján se encontraron en diciembre de 2019 Mauricio Macri y Alberto Fernández, en una misa que compartieron dos días antes del traspaso del poder, un gesto que quedó lejano en el tiempo. Esa celebración fue encabezada por el presidente del Episcopado, monseñor Oscar Ojea.

“Abrazar al otro”

El arzobispo Scheinig llamó a “animarse a abrazar al otro desde las entrañas, perdonarlo de corazón, empezar de nuevo las veces que hagan falta, romper las cadenas del odio, tener palabras, gestos y acciones que busquen dignificar a los otros y apostar por salvarnos todos”. Y, a modo de recomendación, pidió: “Que nadie se autoexcluya y que nadie ose excluir a nadie por ningún motivo”.

El mensaje de la Iglesia se dirigió especialmente a quienes tienen responsabilidades en la vida de la Nación. En ese sentido, el arzobispo advirtió que “muchas veces, con nuestras palabras, gestos y acciones, afectamos directamente la vida de muchas hermanas y hermanos creando un clima de fatalidad, angustia, desolación y un enfrentamiento que nos enferma a todos.

Porque los que sufren no son las causas ni los proyectos sino las personas concretas, y debemos hacer todo lo necesario para evitar ese sufrimiento”.

Sobre el final, frente a los objetivos que se deben buscar en la convivencia política y social, Scheinig explicó que “la paz no es que no haya problemas, una paz de los cementerios, sino que es lo que tengo para ofrecerle al otro”.

 

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