El presidente Alberto Fernández consideró hoy a la inflación como "el gran problema que tienen los argentinos y las argentinas", y asumió que constituye "la principal preocupación y el principal desafió del Gobierno".
En su discurso ante la Asamblea Legislativa, Fernández reiteró que el fenómeno inflacionario es "multicausal" y que los factores que la provocan "tienen que ser atacados coordinadamente".
"No queremos más ajustes. Nunca defendimos los ajustes", sentenció, en una crítica a quienes objetaron las características del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en defensa de las políticas implementadas para bajar el alza de precios.
En ese sentido, sostuvo que por medio de la planificación se podrá reducir la inflación "año tras año, de modo sostenido y paulatino".
Asimismo, criticó "esa costumbre seriamente arraigada en muchos sectores de 'remarcar precios por las dudas'", que impidió reducir en el contexto de la pandemia "la muy alta inflación que heredamos".
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La inflación del último año de la Presidencia de Mauricio Macri fue del 53,8%, el registro más alto desde 1991. Desde entonces, las tasas anuales de inflación fueron del 36,1% en 2020 y del 50,9% en 2021.
El proyecto de ley de Presupuesto que fuera rechazado por la oposición en la Cámara de Diputados contemplaba una inflación para este año del 33%, referencia que fue tomada en cuenta para los incrementos tarifarios en electricidad y gas por parte de los respectivos entes reguladores.
"La inflación es el gran problema que tienen los argentinos y las argentinas en este momento y, sin ninguna duda, es también la principal preocupación y el principal desafío del Gobierno", puntualizó.
Al respecto, sostuvo que el país "necesita ordenar su política monetaria y fiscal", además de asegurar que se seguirá "la senda de ordenar las cuentas públicas", aunque "sin condicionar nuestras políticas de justicia social".
De acuerdo con lo anunciado el 28 de enero por el ministro de Economía, Martín Guzmán, la reducción del déficit primario será gradual, hasta alcanzar el 0,9% del Producto Bruto Interno en 2024.
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Tanto en la Argentina como en el resto del mundo, la evolución de los precios al consumidor de los últimos dos años estuvo marcada por el impacto de la pandemia de coronavirus, tanto por su irrupción y la restricción de la economía en 2020 como por la flexibilidad en el año siguiente.
La suba del precio del petróleo y el gas, con un impacto directo en las tarifas del transporte y los alimentos, repercutió en de manera casi uniforme en la mayoría de los países, algunos de los cuales mostraron en 2021 la mayor tasa de inflación de las últimas cuatro décadas.
Ese recrudecimiento de la inflación se volvió a reflejar en enero de 2022, al punto que la mayoría de los países de América del Sur cerró ese mes con índices de más del 1%, a pesar de que en la mayoría de los casos se recurrió a importantes subas de las tasas de interés.
En lo que respecta a la Argentina, la inflación de los últimos dos años muestra una marcada diferencia entre los precios de los bienes y los de los servicios, debido a que las tarifas de estos últimos estuvieron congeladas la mayor parte de ese período.
Al respecto, en 2021 el rubro "Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles" tuvo un alza del 28,3%, mucho menos que el 50,3% de "Alimentos y bebidas no alcohólicas" o el 64,6% de "Prendas de vestir y calzado".
Esa brecha podría reducirse en 2022, luego de la aplicación de aumentos tarifarios en los servicios de electricidad y gas, aunque en porcentajes inferiores a la evolución de los salarios y a la inflación proyectada.