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25 de marzo: El trágico día del asesinato del periodista Rodolfo Walsh

Su muerte se produjo tan solo un día después de haber difundido su "Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar

Redacción
25/03/2024 07:54

Hoy, 25 de marzo, se conmemora el trágico asesinato del periodista Rodolfo Walsh a manos de la dictadura militar en 1977, luego de haber difundido su célebre "Carta Abierta de un escritor a la Junta Militar", la cual no vio la luz en ningún medio de la época.

Nacido el 9 de enero de 1927 en Lamarque, cerca de Choele Choel, en la provincia de Río Negro, Walsh fue criado en una familia conservadora. A los 13 años, dejó su provincia natal para trasladarse a Buenos Aires, donde completó sus estudios secundarios en una institución dirigida por sacerdotes irlandeses.

Inició su carrera como traductor y posteriormente como redactor, incursionando en el ámbito periodístico y editorial. Durante este tiempo, publicó su primera obra, "Variaciones en rojo". Sin embargo, aún no había pronunciado las palabras que cambiarían su destino.

Walsh, apasionado jugador de ajedrez, frecuentaba los bares de La Plata en busca de partidas. Fue en uno de estos encuentros donde escuchó la frase que lo transformaría profundamente: "Hay un fusilado que vive". Esta revelación lo llevó a renunciar a su vida anterior y adoptar una identidad falsa, sumergiéndose en una investigación que culminaría en su obra más destacada, "Operación Masacre", considerada la primera novela de no ficción en Argentina.

Su compromiso con el periodismo militante lo llevó a fundar Prensa Latina en Cuba, antes de regresar a Argentina para involucrarse activamente en la lucha política como miembro de Montoneros y creador de la Agencia Clandestina de Noticias, ANCLA.

La última carta de Rodolfo Walsh

El 24 de marzo de 1977, al conmemorarse un año del golpe militar, Walsh intentó publicar su carta abierta, que denunciaba los crímenes del régimen. Sin embargo, ninguna redacción se atrevió a difundirla. Al día siguiente, fue secuestrado por un grupo de la ESMA y desde entonces su paradero permanece desconocido.

Cerca del mediodía, Walsh envió por correo a las redacciones de los diarios argentinos y a corresponsales de medios extranjeros el texto, donde denunciaba el plan que los sectores dominantes venían preparando desde hace mucho tiempo y habían puesto en marcha con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, y con el inicio de la dictadura militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional.

Un día después, mientras se alejaba del buzón caminando por la calle en la esquina de Humberto Primo y Entre Ríos, fue interceptado por un grupo de tareas militares perteneciente a la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada). Cuando percibió el peligro, Walsh resistió el secuestro con su pistola calibre 22 corto. Logró herir a uno de sus atacantes, pero recibió una ráfaga de ametralladora que lo dejó moribundo. El grupo de tareas se lo llevó en un vehículo, y desde ese día integra la lista de los desaparecidos argentinos.

El primero en publicar la Carta abierta, fue Tomás Eloy Martínez, el domingo 24 de abril, en el suplemento Papel Literario del diario El Nacional de Caracas, donde vivía exiliado.

La confirmación de su muerte

La confirmación de que el reconocido periodista terminó sus vidas a manos de la dictadura y que fue llevado a la ESMA, fue dada por un exdetenido y sobreviviente al genocidio allí perpetuado: Martín Gras.

“Ese día, cuando esperaba en el banco, noté que había un clima raro. Había excitación, tensión, no era la rutina más o menos normal del sótano de la ESMA. No supe hasta mucho después, que ese día era 25 de marzo”, relató el hombre durante una charla, años después, en el mismo lugar donde había sido detenido.

Gras logró la última imagen de Walsh luego de que se escondiera de un baño, ante la orden de “desalojar” el lugar donde yacían otros detenidos. El hombre tuvo el valor de simular salir de esa pequeña habitación y pasar por sobre el cuerpo, a quien identificó al instante, a pesar de llevar los antifaces de tortura que le aplicaban a los secuestrados.

Miré por arriba de los ´anteojitos´ y me vi, casi cara a cara, con Rodolfo. Era el cuerpo de Rodolfo, desnudo de la cintura para arriba. El pecho estaba partido por una ráfaga de balas”, expresó.

Pero pocos pueden dudar de que, en realidad, Walsh sabía de su destino luego de haber firmado esa última y valerosa carta. Hacía poco, su hija –Viky- se había suicidado frente a una encerrona militar. Y toda resistencia político y social, aplastada ante el silencio de vastos sectores e instituciones del país.

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