En la radio su voz era sinónimo de buena compañía en un horario para muchos complicado, pero él lo disfrutaba al máximo. En la madrugada de los domingos Jacinto Castro le ponía la voz y el cuerpo a un segmento que se transformó en un clásico de la radio mendocina por casi 50 años. Su voz se apagó a los 82 años.