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¿Empezó la caída de Milei?

Todavía no pasa de ser un diputado nacional que no fue a ninguna gran elección, pero el pretendido “libertario” ya empezó a protagonizar cuestiones mediáticas que lo denigran

Redacción
06/06/2022 09:57
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                                                                                                                                                         Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Todavía no pasa de ser un diputado nacional que no fue a ninguna gran elección, pero el pretendido “libertario” ya empezó a protagonizar cuestiones mediáticas que lo denigran: se filtró el uso de pasajes del Congreso con fines partidarios, con lo cual el rechazo tan ruidoso a “la casta” quedó en entredicho. Una conocida revista puso en su tapa la noticia sobre sus plagios de libros ajenos, cuestión que ya se conocía pero nunca se le había puesto en evidencia fuerte. Lanzó acciones judiciales contra varios periodistas, sin reparar en que alguno o alguna fuesen de su propio lado ideológico, y quedó al desnudo: el que grita “libertad”, quiere poner presos a los que no hablen en su favor.

Varios traspiés consecutivos, no pueden ser casualidad. A ello, el publicitario personaje ha agregado en estos días declaraciones verdaderamente fallidas. En una, discutió que morirse de hambre era una “libre opción”, bordeando el ridículo en su pretendido razonamiento: en la otra lanzó algo tan antipático como el comercio de los propios órganos, al sostener que “con mi cuerpo hago lo que quiero” –no debe saber que es consigna de algunas de sus odiadas feministas-, y que en consecuencia sería ético y razonable vender los propios órganos (no habló de donar), en un comercio que para muchos puede resultar repugnante.

¿Qué está sucediendo? Parece ser que el romance con los medios hegemónicos halló su final: cuesta creer que todo esto sea casual. Da la impresión de que el personaje ya no está blindado, y que de ahora en más será objeto de presentaciones y noticias que puedan limar su lugar, que abruptamente ha subido hasta algo más de 20 puntos de expectativa de voto para la presidencia.

¿Y por qué habría ahora de ponerse en evidencia errores o carencias de alguien hasta ayer aplaudido sin mayores limitaciones? Una interpretación plausible, es la de que ya cumplió sus funciones.

¿Cómo? ¿No se esperaría que llegara a la presidencia? Pues no: parece que el stablishment es menos ingenuo de lo que algunos creen. Milei no tiene equipo técnico propio, no tiene partido nacional, no tiene experiencia política ni de gestión. Ha trastabillado varias veces cuando se le ha repreguntado, o en la tv se le ha hecho alguna pregunta incómoda. Confiar en alguien con tantas limitaciones para dejar en sus manos los destinos del país, no parece razonable.

 ¿Para qué se lo ayudó a que creciera, entonces? ¿Por qué hubo por tanto tiempo romance con sus acciones? No cuesta adivinarlo: el personaje ruidoso ha servido para llevar más a la derecha el discurso político. Macri y Bullrich ahora recitan un rosario de posiciones extremas, diciendo que acabarán en dos meses con derechos sociales largamente conquistados: prometen reforma laboral de urgencia y reforma jubilatoria al vapor, hablan de arrasar sin remedio, llevan a Arietto a que lance que “hay que entrar con la metra” en el conurbano. Después de Milei, casi cualquier cosa puede decirse, pues el hombre del despeinado es capaz de sostener que es bueno llevar armas para los ciudadanos, en el mismo momento en que varias matanzas lanzadas por civiles armados causan estupor en los Estados Unidos, y desde allí en el mundo todo.

Mientras, Milei colabora a su propio fracaso cuando empieza a proponer una fuerza propia en las provincias. Huérfano de dirigentes que él haya formado, debe apelar a apellidos y organizaciones no muy prestigiadas. En La Rioja apareció el apellido Menem, en Tucumán el del genocida Bussi, en Mendoza la “nueva política” se aloja en el Partido Demócrata, el mismo que gobernaba la provincia hace 60 años, incluso con dictaduras como la de Lanusse. Realmente, no son las mejores credenciales.

Por supuesto, la política no es ciencia natural, y no sabemos qué pasará en el futuro: pero todo parece indicar el estancamiento de los autodenominados “libertarios”, y quizás el inicio de su lento declive. El stablishment juega a Juntos por el Cambio, y allí dentro, claramente en favor del PRO. De tal modo, ya más cerca de las elecciones, Milei empieza a ser una molestia, lo mismo que los candidatos de la UCR. Sólo que a estos últimos no se los puede atacar del todo, porque se necesita sus votos para llegar al gobierno: en cambio, el bizarro personaje quedará librado a su propia suerte.-

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