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Los muchachos demarchistas

Como un síntoma más de la crisis que atraviesa el Partido Justicialista (PJ), esta semana terminó de formalizarse uno de los tantos quiebres que existen hacia su interior, cuando dirigentes de diverso peso y predicamento posaron para la foto e hicieron público su acompañamiento a Omar De Marchi. 

07/09/2023 21:04
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Por Luis Abrego 


Como un síntoma más de la crisis que atraviesa el Partido Justicialista (PJ), esta semana terminó de formalizarse uno de los tantos quiebres que existen hacia su interior, cuando dirigentes de diverso peso y predicamento posaron para la foto e hicieron público su acompañamiento a Omar De Marchi

La movida fue gestándose desde hace tiempo y muchos de los presentes en el Salón Báltico donde se formalizó el acuerdo ya venían jugando con el lujanino y hasta algunos de ellos fueron candidatos por La Unión Mendocina (LUM), el nuevo sello del demarchismo. Y si bien fue allí notoria la ausencia de la figurita difícil, el reelecto intendente de Maipú, Matías Stevanato, en el ambiente quedaron explícitos un par de mensajes. 

El más evidente, es el rechazo al modo de conducción partidaria del PJ que desembarcó hace unos años de la mano de Anabel Fernández Sagasti y La Cámpora. Los ahora díscolos entienden que el estilo del kirchnerismo no interpreta al votante mendocino, ni mucho menos a los territorios que muchos de ellos (como ex o actuales intendentes) representan. Allí se alistan Roberto Righi y Jorge Omar Giménez. Y no dudan que Stevanato comulga con esa visión. 

Pero está claro que la penetración de esa incomodidad militante ha calado más allá de algunos departamentos y también se explica en la sucesión de derrotas electorales y las escasas chances de pronta recuperación. Es en ese contexto donde la denominada "pata sindical", de raíz y contundencia peronista, también parece ahora no tener reparos en militar lo que para la tradición binaria clásica de ese partido no es más ni menos que una fórmula "gorila", como la que componen el ex demócrata, luego macrista como De Marchi y ¡un radical! como Daniel Orozco. Un sapo indigerible tiempo atrás. 

En esa exploración de nuevos horizontes, también han recalado ex ministros de Arturo Lafalla, Celso Jaque y Francisco "Paco" Pérez como Alejandro Cazabán, Rolando Baldasso o Diego Martínez Palau, lo que supone -en ambos sentidos- un fenomenal esfuerzo de reciclaje político, tanto para el que se anima al salto inorgánico (casi una traición para los peronistas) como para quien los recibeen pos de un experimento que busca aparecer como "lo nuevo". 

El caso de Cazabán, ex ministro de Seguridad de Lafalla y más tarde secretario general de la Gobernación (y hombre clave) con Jaque, parece ser emblemático del giro copernicano de este grupo de dirigentes en los que también coincide su escasa (o nula) incidencia actual en la estructura partidaria luego de tantos años de protagonismo y centralidad en las decisiones políticas y de gestión. ¿Qué espacio tendrían en un posible mandato de De Marchi? ¿Cómo se inserta la idea de activar Mendoza con la sensación que quedó mayoritariamente en el inconsciente colectivo de lo que significaron esos gobiernos? 

El propio De Marchi ha elaborado una explicación al respecto al asegurar que con la pléyade peronista que lo acompaña no los "divide el pasado", sino que los "une el futuro". Una buena salida de márketing político que no parece alcanzar para explicar lo audaz y controvertida de su jugada. 

Fueron los propios aludidos quienes tras el acto ratificaron mediante un comunicado su aval a De Marchi y la justificación de un accionar que, pese a todo, en el peronismo que expresa la fórmula Parisi-Ilardo han aceptado con bronca, pero casi con resignación. 

Allí, los muchachos demarchistas aducen tener "la misma visión de Mendoza" y hasta se jactan de compartir "la misma filosofía" (¿será así) con su nuevo líder. Y que en todo caso, esta movida no responde a una especie de apelación al "voto útil" o simple atajo para vencer a Alfredo Cornejo. Sino que -entienden- es "un voto necesario" para "recuperar la identidad del peronismo". Algo así como un bypass electoral para sortear aquel obstáculo que quienes conducen al PJ no saben resolver, y que en definitiva (y tal vez cansados del fracaso) este grupo de compañeros ven ahora en De Marchi al viejo adversario capaz de sacarlos del ostracismo y revivirlos. 

Un dilema que en algunas semanas podrá refutarse o constatarse, con el resultado definitivo de las elecciones, pero que mientras tanto al menos alcanza para confirmar que, efectivamente, la política es el arte de lo posible. 

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