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Devaluados y amenazados: la inflación vuela y ni la Justicia está segura

En un mismo día, tuvimos una sobredosis de absurdo realismo sobre el presente y más que inquietante sobre el futuro. La plata que no alcanza y las vidas que se pierden son tal vez dos caras de la misma moneda de exclusión y desentendimiento del poder. Otro llamado de atención que de tan repetido ya casi nadie parece advertir

15/09/2023 09:27
Arredondo Suárez intentó apuñalar a la Fiscal Claudia Ríos
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La feroz combinación de la realidad local y nacional dejó, esta semana, la triste conclusión de una sociedad no sólo empobrecida, sino también en serio riesgo. Inflación por las nubes y una fiscal al borde de la muerte son líneas paralelas que se tocan aquí nomás. 

Muchas veces, Mendoza suele operar como una especie de refugio psicológico del desquicio que ofrecen los noticieros televisivos porteños con su angustiante cóctel de inseguridad y los devaneos de una clase dirigente más atenta a su ombligo que a los padecimientos de sus representados. 

Sin embargo, nada de esto pudo ser en estos días, cuando al tremendo impacto que significó la difusión del índice de inflación de agosto y su lapidario 12,4%, la más alta en 30 años, que confirma la continuidad de una espiral creciente, se le adosó desde nuestra bella aldea el intento de agresión a la fiscal Claudia Ríos en medio de una audiencia judicial, en un episodio que trascendió a todo el país. 

La ya asfixiante inflación, lento preanuncio de aún mayor pobreza e indigencia, sigue derrumbando el poder adquisitivo y las expectativas de un país harto de estar harto, cansado de promesas y postergaciones. 

Supone, también, la errática sucesión de pronósticos fallidos que -además- en un año electoral, auguraban un presente más amable que éste en el que sólo se cuentan penurias económicas y paraguas emparchados para capear el temporal. La respuesta: el Presidente y un ministro haciéndose huelga a sí mismos y paralizando la obra pública. Insólito. 

Así, la fatal incertidumbre que implica no saber cómo llegar a fin de mes se vio condimentada con el extremo arrojo, la absurda inconciencia que supone la desmesura de un preso poniéndole una faca en la cabeza a una fiscal en una audiencia judicial a la vista de todos los presentes. 

La paradoja parece y es cruel. Y lamentable como la metáfora de una justicia amenazada incluso en un recinto de seguras condiciones. Peor aún, con toma de un rehén, un intento de fuga y la seria sospecha de graves fallas en los procedimientos del Servicio Penitenciario o un eventual dolo por connivencia. 

Precisamente, la economía y la seguridad son las materias pendientes capaces de explicar el actual estado de desazón social, casi abandónico en el que la ciudadanía debe seguir desarrollando sus actividades día a día. Buscando el mango y esquivando la muerte.  

Y si mucha gente admite no dar más es casualmente por no encontrarle la vuelta a la subsistencia o la demanda de una vida digna, pero también a la supina incertidumbre de poder perderlo todo (incluso la vida) por un celular. 

Esta semana, en un mismo día, tuvimos una sobredosis de absurdo realismo sobre el presente y más que inquietante sobre el futuro. La plata que no alcanza y las vidas que se pierden son tal vez dos caras de la misma moneda de exclusión y desentendimiento del poder. Otro llamado de atención que de tan repetido ya casi nadie parece advertir. 

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