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Dejar atrás la queja y el lamento, el desafío post PASO en Mendoza

El resultado de las elecciones primarias en Mendoza permitirá a los candidatos evaluar si sus estrategias fueron acertadas. Para las elecciones generales, será necesario exigirles planes y programas concretos que saquen a la provincia de la queja y el lamento que predominaron en la campaña

09/06/2023 09:47
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Por Luis Abrego


La primera parte de una campaña atípica llegará a su fin con las PASO del domingo. La modificación del escenario electoral lejos de aflorar el debate de propuestas supuso un confuso intercambio, en el que las ansias particulares de posicionamiento se impusieron a los problemas del presente y a cómo solucionarlos en el futuro. 

En todo caso, lo que finalmente suceda sólo servirá como un cedazo que descomprima tanta proliferación de candidatos y precise dónde está parado cada frente y quienes lo representarán en setiembre. Será esta una especie de instancia clasificatoria con su respectivo ránking de preferencias que mucho dirá sobre lo que puede venir. 

Principalmente, se pone en juego lo que desde el Frente Cambia Mendoza (FCM) han delineado como la fiabilidad y experiencia a la hora de gobernar, aún en momentos difíciles que exhiben Alfredo Cornejo y Rodolfo Suárez. Un “saber hacer” que se muestra como garantía de recientes malas praxis en el Estado. Para ello, antes deberán superar el audaz armado de Luis Petri, desafiante orgánico, cuya perfomance es una incógnita. 

El retorno de Cornejo parecía destinado a coronar una tríada de gobiernos radicales consecutivos, pero lo cierto es que la descomposición interna que algunos incluso leen como una depuración, agrega suspenso al desenlace. Por lo pronto, esta vez será más complejo por el natural desgaste que siempre padecen los oficialismos, pero también porque deberá enfrentar a la astilla del mismo palo que representa La Unión Mendocina (LUM).  

La dupla Omar De Marchi y Daniel Orozco pone en riesgo su agitada salida del calor de Cambia Mendoza, pero también la apuesta a conformar una tercera fuerza potente, “a la mendocina” capaz de equilibrar lo que definen como el “exceso de poder” de Cornejo. Incluso, con duras críticas a sus modos y aspectos de la gestión que por oportunismo parecen haber callado durante tiempo. Una disputa que principalmente tendrá foco en Luján y Las Heras. De lo que allí suceda también podrá evaluarse el éxito de esta aventura. 

El peronismo aglutinado en el Frente Elegí (FE) se sumerge en su propio devaneo ideológico, sin embargo, nunca llegó a la ruptura. Pero sí a la presentación de cuatro listas y al adelantamiento de los comicios en todos los municipios que conducen para que ningún extraño arrastre les haga perder más de lo que ya han perdido en los últimos tiempos. 

Así la competencia entre Omar Parisi, Guillermo Carmona, Nicolás Guillén y Alfredo Guevara posee un atractivo propio, que expresa la imposibilidad de la unidad, pero también el amplio espectro de los perfiles que atraviesa hoy al peronismo: el cristinismo de La Cámpora; el albertismo sin resultados; el equilibrismo massista; los intendentes con su estudiado segundo plano y la sospecha latente de sus guiños a De Marchi; más la variopinta presencia de movimientos sociales y otras expresiones más o menos radicalizadas. ¿Cambiará algo otra eventual derrota? O por el contrario, ¿el quiebre oficialista es una oportunidad impensada como para desperdiciarla? 

El Partido Verde (PV) pone en juego su orgulloso tercer lugar del 2021, que ahora se ve amenazado por derecha y por izquierda. Según cómo quede ordenada la grilla, podría mantener ese espacio de interlocución y representación legislativa, o cederlo a distintos competidores. Desde el propio demarchismo, el peronismo o el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) que busca recuperar ese sitial que alguna vez también supo tener. Será este otro de los focos de esta elección. 

Mientras los verdes apostaron por no formar parte de ningún frente, el demarchismo buscó sumar sin miramientos ni rubor ante las evidentes contradicciones de sus partes. La izquierda, en tanto, no supera su corset discursivo y tendrá su propia interna entre Lautaro Jiménez y Víctor Da Vila con matices poco comprensibles para el electorado. Finalmente, si el peronismo apareciera en este lote de los terceros, eso podría ser la antesala de una catástrofe. Eso sí, todos apuntando a Cornejo, el rival común convertido en villano. 

Más allá de conclusiones apresuradas, o las posibles sorpresas, el domingo habrá un mapa preciso de lo que después de tanto ruido quedó en limpio para la ciudadanía y sobre el que ejercerá el poder de su voto, Boleta Única mediante. Y entonces sí, ganadores y perdedores podrán saber si acertaron o no con sus estrategias. Y entonces sí, de cara a las elecciones generales, será necesario exigirles mayor precisión sobre planes y programas (sin slogans ni chicanas) que saquen a Mendoza de la queja y el lamento que abundó -indistintamente- en esta campaña. 

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