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“Voy a extrañar mucho al básquet” cuenta una leyenda del baloncesto mendocino

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“Voy a extrañar mucho al básquet” cuenta una leyenda del baloncesto mendocino

Son las palabras de Carlos Abrego tras tomar la decisión de ponerle punto final a sus 38 años en la primera división del básquet mendocino. Carlitos debutó a los 15 años en San José y se retiró defendiendo los colores de Petroleros/YPF a los 53 jugando junto a su hijo; Nicolás

29/11/2023 08:45
La familia presente en el último partido, como en cada uno de los que jugó en su dilatada carrera.
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Abrego comenzó a jugar en San José a los  9 años y la idea era culminar su carrera en el mismo club que lo vio nacer, deportivamente hablando. Sin embargo, como se desempeña como coordinador en el club de calle Huergo de Godoy Cruz, los jugadores de primera división lo invitaron a que diera los piques finales con ellos y aceptó. "Fue muy lindo jugar con chicos a los cuáles yo he dirigido, que los conozco hace muchos años e incluso ahí está mi hijo".

"Me dí el placer de retirarme junto a él en cancha. Yo le pasé la pelota durante el partido, pero él -por Nicolás- no me la pasaba a mí" bromeó.

"Fue un momento muy emocionante. Enfrentamos a General San Martín, donde tengo varios amigos personales. Además, me dirigió Pablo Leyton a la cabeza y Guillermo Funes, al cual vi debutar como juez. Se dieron varias situaciones que realmente me emocionaron" agregó.

"La verdad es que no estaba programado jugar hasta los 53 años. Pero, bueno se fue dando. Los jugadores y técnicos me convencían de continuar y tengo el sí fácil" confesó entre risas.

Parte de su trayectoria

Carlos, ha jugado con jugadores de distintas edades a lo largo de su trayectoria y explica los motivos para seguir compitiendo a pesar los años. "El secreto está en entrenar. Cuando empecé a jugar, entrenaba más que los más grandes con el fin de ganarme el puesto y hoy; me pasa algunos años ya que debo entrenar más que los más chicos para no dar ventajas"

"Me ha tocado jugar de todo los puestos dentro de la cancha. Pero, a mí me gusta jugar de cuatro -ala pivot- que puedo jugar de frente o espaldas al aro y tener la posibilidad de tirar constantemente" expresó.

Y agregó: "En mis comienzos no tiraba de tres puntos. Cuando voy a jugar a Pacífico, ahí me enseñan a jugar de frente al aro porque yo lo hacía de espaldas. Walter Vargas, era mi DT y luego me llevó a la selección mendocina. En 1992, Omar Semeraro y Walter Vargas fueron la dupla técnica del histórico representativo mendocino"

"Mi señora todavía no me cree" resume entre risas cuando se le consulta si le costó tomar la determinación de decir hasta aquí llego. La verdad que es muy difícil tomar la determinación" se sincera. Un amigo del club, más grande que yo me dice que no es tanto retirarse sino el tema está es hacer el "duelo", la ausencia de todo el contexto de lo que significa el básquet (compañeros, DT, rivales, canchas, etc) que ya no va a estar más" resume.

 

Junto a su hijo, Nicolás. Se dio el gusto de jugar junto a él.

 

"Sin embargo, la idea es dirigir, sobre todo, primera división. La idea es trasladar mis conocimientos, mi experiencia. Yo tengo nivel 3 -habilita a ser DT de superliga hasta prefederal- explica Abrego.

"En lo deportivo me tocó más perder de lo que gané" dice. Pero, en el podio de los logros coloco en el podio, la final lograda en el '92. Otro logro que recuerdo es haber salido campeón con Atenas. Igual cada club tiene su particularidad.”

En el repaso de su extensa carrera, Carlitos habla sobre los entrenadores que lo formaron y comenta: "Tuve la suerte de tener buenos entrenadores y de cada uno se aprende algo. Creo que el mejor entrenador es el que convence a sus jugadores que el trabajo que él haga, va a dar los resultados esperados. Se trata de convencer al jugador."

Y entre los nombres de entrenadores que menciona Abrego, aparece Manolo Garcés. "Yo a Manolo lo traté de usted durante mucho tiempo. Manolo me llevó a un par de seleccionados y luego al Mercado Cooperativo Guaymallén. Él también trataba al jugador de usted, marcaba una distancia. A veces, ese trato me hacía sentir un poco incómodo a veces. Pero, siempre me decía "Usted preocúpese cuando yo deje de retarlo, ahí va significar que no me interesa. Esta enseñanza, aunque yo no esté dirigiendo se las he transmitido a los más chicos" resume.

Abrego fue testigo de muchos clásicos. Al vestir la camiseta de General San Martín le tocó enfrentarse a Anzorena en el clásico de la sexta sección. En San José, disputó varios clásicos contra el vecino del barrio; Atenas dirigido por Manolo Garcés (1997).

Desde la línea de libres

En breves conceptos, Carlos Abrego definió algunos protagonistas que son parte de la historia del básquet mendocino.

-Rafael Mascaró: "Un fenómeno. Un amante del básquet. Yo no sé qué haría él si no tuviera al básquet se preguntó. Una persona muy querida, un docente. Rafa es un generador de jugadores. Le enseño a jugar a muchos jugadores y formó personas.

-Raúl Pipo Navarrete: "Un grande. Muy amigo de mi viejo. Pipo cuando pitaba y vos le protestabas, él te explicaba el por qué lo había cobrado así. Te convencía de que vos te habías equivocado y habías hecho la falta. Un lindo recuerdo"

-Claudio Vaisman: "Un árbitro que se hacía respetar. En algunas oportunidades, demasiado estricto al aplicar el reglamento. No es crítica, para nada. El jugador sabía que el partido que te dirigía Vaisman, no podías hablar.

Y en la continuidad de la opinión sobre los árbitros, Abrego expresó: "Hoy lo digo. El jugador se equivoca más que los árbitros".

 

rlos Abrego junto a los jueces Pablo Leyton y Guillermo Funes.

 

-Sergio Pedemonte: "Un adelantado. Yo lo tuve como entrenador en equipos y selecciones. Luego trabajé con él como ayudante de selecciones y la verdad, un maestro”.

Entre las palabras de agradecimiento apareció el círculo íntimo del ex jugador. "Primero y principal quiero agradecer a mi familia -mi esposa que me siguió a todos lados-. Luego apareció el nombre de su hijo; Nicolás quién desde sus primeros pasos compartió la misma pasión que su padre el básquet. "Cuando jugaba en De Paolis, Nico era muy chiquito y cuando lo llevaba a la cancha conmigo lo dejaba en el banco de suplentes junto al DT Nicolás Reig y el resto del equipo. Cuando mi hijo necesitaba ir al baño, Nico Reig dejaba unos minutos de dirigir y lo acompañaba al baño a mi Nico" relató entre risas.

"Si hay algo que me dejó el básquet es una cantidad enorme de amigos. Cada club por los que pasé, coseché amigos" concluyó.

Producción Periodística: Daniel Oscar Ferrari

 

 

 

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