La queja reflexiva de siempre: todos sabemos que un 17 de agosto, el del año 1850, en Boulogne Sur Mer murió San Martín. Muy pocos sabemos cuándo nació. Así somos: un significativo rasgo argentino es recordar a nuestros próceres y a nuestros ídolos, por el día de sus muertes. Fea, fiera, sombría costumbre.