La zona central del Tomba, un modelo para rearmar y potenciar al conjunto en todas sus líneas
Godoy Cruz sigue a la búsqueda de su mejor versión y el mediocampo se va reconfigurando con volantes como Pol Fernández y Walter Montoya para dar un mejor equilibrio y conexión entre líneas.
Otrora, ya un siglo atrás, la función de los volantes estaba tipificada en los interiores derecho e izquierdo como enlaces entre defensores y atacantes, con la misión de trasladar el balón y tomar la opción de buscar al delantero más apto para llegar al gol.
En consecuencia, ya había conceptos tácticos que resultaban naturales sin que nadie pudiera sentirse avasallado o presionado en tener que utilizar el sistema. Era lo natural y no había discusión alguna.
Las variables en la zona medular del equipo fueron rotando, ampliándose y generando acciones de creación o distracción que le dieron riqueza táctica al equipo sin que este perdiera consistencia o creatividad en sus individualidades más talentosas, lúcidas y creativas.
De hecho, la Selección Argentina de estos tiempos ha encontrado un sistema tacticista en la zona central que le da el equilibrio perfecto al conjunto con mediocampistas todo terreno que se juntan o se despliegan según amerite la situación de juego. Tres jovencísimos Rodrigo De Paul, Alexis Mac Allister y Enzo Fernández cumplieron y lo siguen haciendo con las indicaciones de Lionel Scaloni para que el conjunto se equilibre o retome protagonismo en instancias propias de un partido.
Salvando las distancias, Godoy Cruz va en la búsqueda de cómo terminar de ensamblar líneas para tomar protagonismo en la transición defensa/ataque, sin lo cual se le resta eficacia al momento de enfrentar a rivales cuya fortaleza se halla en el armónico proceso de salida o recuperación del balón para posicionarse en el campo adversario en situación dominante.
Esteban Solari optó en su momento por salir del esquema de un volante central típico como Bruno Leyes, que tan positivo aporte le generaba a Daniel Oldrá como tapón y distribuidor en la primera línea de gestación. De hecho, el arribo de Pol Fernández y, ahora, el de Walter Montoya, tienen mucho que ver con un reacomodamiento de este sector tan vital en la formación.
Muy probablemente el entrenador esté en período de prueba con el método ensayo/error sobre quien regresó al Expreso con vocación de liderazgo posicional y de toma de decisiones en medio de un partido, como también del nuevo integrante del plantel, de pasado en Rosario Central antes de saltar al fútbol español y al mexicano.
En este inicio de competencia, un ejemplo de sincronización en el esquema medular lo siguen dando Rosario Central e Independiente de Avellaneda, que basan su juego de conjunto en transiciones que vienen desde ambos laterales con una referencia en quien se encuentre como volante central conforme la acción de juego.
Así, los ataques asoman como masivos porque sus futbolistas en función ofensiva entran y salen de contexto para confundir a las defensas rivales. Ariel Holan y Julio Vaccari, dos de los técnicos que más valor le dan a la táctica, saben cómo, cuándo y dónde generar ese efecto repliegue/salida rápida para ganar metros en ataque buscando el mano a mano o el dos por uno sobre la última línea rival.
Se está en el inicio de este nuevo proceso de cómo potenciar al máximo a un Tomba que se plantea crecer hasta transformarse en un conjunto de competitividad alta en todos los frentes. Sin injerencia del tacticismo, una formación futbolística se quita un porcentaje alto de protagonismo. El propio Mundial de Clubes lo terminó de ratificar. Talento y creatividad sí y bienvenido sean, pero con apoyo táctico en la zona central mucho mejor.