
Pensar que hace cincuenta años la computadora era casi un elemento de la Ciencia Ficción, algo más raro que japonés pelirrojo.
Generalmente son blancos. Puede que haya de otros colores pero el blanco es el que prima, el que prevalece, tal vez porque el blanco es sinónimo de pureza o tal vez porque para que le vas a dar otro color si lo hacemos blanco de nuestras necesidades.
Quiero leerles el pasaje de un escrito que me hizo llegar mi buen amigo Horacio Díaz, hace varios de sus apellidos, o sea hace varios días.
Estábamos en clase en la facultad, en una especie de coloquio con grupos de alumnos. Intercambiando ideas pero también conociendo el pensamiento de cada uno, sus preocupaciones, sus ilusiones.
Los grandotes siempre hemos echado mano a los culillos cuando tenemos que referirnos a la ternura, a la inocencia, a la risueña ingenuidad que nos hace más placentera la aburrida vida de los grandotes.
Ya los tipos están mordiéndose los codos porque el fútbol no aparece. Hay algunos partidos por la Copa Argentina y son aislados. No tienen el fervor de un verdadero campeonato.
Dominar el tiempo fue el motivo de todo lo que se hizo para perfeccionar los relojes, motivo sin fundamento, porque es bien sabido que es el tiempo el que nos domina a nosotros.
Bien, ya estamos en junio, casi casi a mitad del año, y uno no puede creer que el tiempo haya pasado con esa constancia que tiene el tiempo. Si parece que fue ayer que nos juntamos para celebrar el fin del año pasado, con el desborde gastronómico que significó y ahora ya empezamos a pensar en la Navidad que se viene.