
Emilio Vera Da Souza everadasouza@gmail.com
Una receta de Raimundo Fares
No es un recetario de cocina, sino una ineludible para periodistas profesionales y en formación.
No es un recetario de cocina, sino una ineludible para periodistas profesionales y en formación.
Una vez más intentaron engañarnos. No fue en los Estados Unidos, ni el poderío industrial militar con sede en el Pentágono, los que inventaron internet. No fue un asunto de Estado, ni una estrategia para ganar posiciones en la división mundial de las fuerzas que miden los poderosos del planeta.
Un periodista hoy injustamente olvidado, Mariano José de Larra, fue un sagaz observador de la realidad y un gran escritor. Escribió “El corazón de un hombre necesita creer algo, y cree mentiras cuando no encuentra verdades que creer”. Cuando tenía 27 años, se suicidó en Madrid en el año 1837.
Siempre hay motivos. Siempre. Hay motivos para llorar cuando las tristezas nos rebalsan. Cuando la angustia se nos viene desde el estómago hacia arriba y nos satura y agobia.
Los doctores también: Una grave denuncia por acoso sexual sacudió a la Universidad Nacional de Córdoba.
En este espacio hemos hablado muchas veces sobre las palabras, sobre su uso, sobre su abuso, sobre su destino.
Cuando camino por las calles de mi ciudad, ando confiado y observo en cada espacio algo que me trae a la memoria olores, rostros, sensaciones, imágenes, sonidos. Mi ciudad es mi espacio de referencia. Mi entorno. Parte de mi historia.
En enero de 1997 todos nos vimos sorprendidos por la muerte, inentendible entonces, de José Luis Cabezas. Una muerte no casual. Un asesinato. Los periodistas, más sensibilizados tal vez porque se trataba de un colega, de un fotoperiodista, estaban, estábamos, dolidos.
Siempre que me toca enfrentar la página en blanco tengo algunas ideas previas sobre el tema a tratar. A veces escribo sobre algo que me ha pasado. Otras veces sobre lo que le pasó a personas cercanas.
Conocí a Juan Argerich hace varios años. Me llamó él para pedirme un favor. Quería completar una colección de fascículos que aparecían semana a semana en el diario, y consiguió mi número y me llamó. Los fascículos formaban parte del libro El Quijote de la Mancha, ilustrados por Miguel Rep, que luego se convirtió en un libro de gran volumen.
En América se traducen en violencia, homicidios, desapariciones forzadas y detenciones arbitrarias.
Siempre hay motivos. Siempre. Hay motivos para llorar cuando las tristezas nos rebalsan. Cuando la angustia se nos viene desde el estómago hacia arriba y nos satura y agobia.