Por la situación económica, un comedor deberá reducir las raciones de comida que entrega
Gabriela Carmona, quien maneja el comedor, contó a Radio Jornada la difícil situación en la que se encuentran y la imposibilidad de darle ayuda a tanta gente que lo necesita
El comedor Los Horneritos, ubicado en el distrito El Algarrobal, de Las Heras, atraviesa un momento crítico. Gabriela Carmona, su referente, anunció que la entrega de raciones diarias de comida se reducirá por primera vez desde su apertura. Con más de 1.700 platos servidos al día, el desafío de sostener la alimentación de niños, abuelos y familias enteras crece junto con la necesidad de la comunidad.
En diálogo con "Lado A" en Radio Jornada 91.9, Gabriela relató con emoción cómo nació la iniciativa, los obstáculos que enfrentan y la importancia de la solidaridad vecinal frente a la falta de apoyo estatal.
Cada vez que el comedor Horneritos entrega comida, la fila de personas se vuelve interminable
Cuando la necesidad no espera
Los Horneritos comenzaron en marzo de 2020, en plena fase uno de la pandemia. "Me senté en el sillón y pensé qué podía hacer por la gente que iba a quedar sin nada", recuerda Gabriela. Lo que empezó como un gesto de ayuda para unas pocas personas se convirtió en un comedor que hoy alcanza a más de 4.000 personas por mes gracias al apoyo solidario de vecinos y voluntarios.
"Siempre le ponemos todo el corazón", dice Gabriela. Desde la preparación de guisos hasta la distribución de alimentos, cada paso requiere coordinación y esfuerzo. Verduras, fideos, carne y pollo se combinan en raciones que muchas veces superan las expectativas iniciales de quienes llegan al comedor, incluidos abuelos con dificultades para moverse, niños y familias enteras.
Solidaridad que hace la diferencia
La fuerza del comedor Los Horneritos no reside solo en la comida, sino en la contención y el cuidado que brindan. Gabriela asegura que no hace distinciones políticas ni sociales: "Hoy nos necesitan, y eso es lo que importa. No importa si alguien cobró la jubilación o la asignación. La prioridad es dar respuesta a quien tiene hambre".
Con la ayuda de voluntarios, a veces más de 20 personas, el comedor logra organizarse a pesar de los limitados recursos. Cada donación, incluso la más pequeña, se multiplica para alimentar a quienes dependen del servicio. Gabriela enfatiza: "No hace falta tener millones para ayudar un poquito. Cada gotita cuenta, y sin esas gotitas no sería mar".
Una decisión difícil
Hoy, Los Horneritos reducen sus entregas a una vez por semana, rotando la atención a los abuelos y familias más vulnerables. Gabriela lo explica con claridad: "No queremos generar falsas expectativas. Corremos el riesgo de que no nos alcance para todos, y sería injusto". La disminución responde a los altos costos de los alimentos y la logística necesaria para preparar y repartir miles de raciones.
Aun así, la esperanza sigue viva. Gabriela confía en la solidaridad del mendocino y en quienes quieran sumarse con tiempo, mercadería, ropa o dinero. "Lo que hacemos es un trabajo de amor y organización, y cualquier ayuda nos permite seguir dando una comida más o dos", concluye.
Cómo ayudar a Los Horneritos
Quienes quieran colaborar pueden hacerlo contactando directamente a Gabriela al 2613 136 783, disponible también para donaciones por Mercado Pago. Se aceptan alimentos, ropa, calzado y voluntariado para cocinar y servir a quienes más lo necesitan.