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Un año de enormes expectativas futboleras

La posibilidad de que la selección argentina pueda ganar la Copa del Mundo después de 36 años sin conseguirlo, con la cita de Catar para noviembre, pero también la chance de obtener la Copa Euroamericana ante la campeona de Europa, Italia, en junio, generan las mayores expectativas para este 2022 que comienza y que será sin dudas un año muy fuerte en materia futbolística.

01/01/2022 23:31
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Por Sergio Levinsky, desde Buenos Aires. Especial para Jornada

Si bien no hay indicios porque el genio rosarino no se manifestó al respecto, su quinto Mundial, en Catar, puede llegar a ser el último de la carrera de Lionel Messi tomando en cuenta su edad (en junio cumplirá 35 años), cuando ya ahora mismo es uno de los pocos remanentes en actividad de alto nivel de su generación, junto a Ángel Di María y Nicolás Otamendi, debido a que el cuarto referente, Sergio Agüero, se vio forzado a retirarse días atrás debido a una arritmia que se le descubrió tras un partido con su nuevo equipo, el Barcelona, ante el Alavés.

Si la generación anterior no pudo cristalizar sus muy buenas campañas con un título pese a haber estado tantas veces tan cerca (Javier Mascherano, por ejemplo, tiene cinco definiciones perdidas con la camiseta albiceleste), la actual no sólo no tiene por qué hacerse cargo de aquel lastre sino que todo indica que no lo sintió, y no sólo consiguió la primera Copa América desde 1993 nada menos que ante Brasil en el Maracaná de Río de Janeiro, sino que también obtuvo sin sufrir, de manera invicta y a falta de cinco fechas, el boleto para el Mundial.

Sin dudas 2021 fue un gran año para la selección argentina, que además de los resultados fue consolidando un esquema táctico y su entrenador, Lionel Scaloni, fue encontrando algunos titulares que ofrecen una garantía impensada tres años antes, como el arquero Emiliano “Dibu” Martínez, el marcador central Cristian “Cuti” Romero, o el volante Rodrigo De Paul, convertido en una de las figuras más queridas por los hinchas, que como pocas veces sintonizan con el equipo nacional, que de esta manera siente un respaldo que por décadas no tuvo.

Todos estos factores alientan a la posibilidad real de pelear por el título del mundo, aunque el mayor obstáculo reside en la falta de conocimiento del nivel real a partir de la falta de roce con los conjuntos europeos o africanos, que pueden dar la medida exacta, y quedan pocas fechas para amistosos. Acaso la prueba más importante sea la del 1 de junio en Wembley, cuando la selección argentina enfrente a la Italiana por la nueva Copa Euroamericana entre los campeones de los dos continentes, a propósito de la alianza política que van conformando la UEFA y la Conmebol, que inaugurarán en ese contexto una oficina de trabajo conjunto en Londres.

Pero para que Messi llegue en su pico al Mundial deberá ser ayudado por lo que ocurre en su nuevo equipo, el Paris Saint Germain (PSG) después de dos décadas en el Barcelona. En este sentido, preocupa que los franceses no terminen de conformar con su juego ni al público ni a la prensa pese a contar con un notable plantel, con jugadores de la talla de Neymar, Kyllian Mbappé, Sergio Ramos, Giorgino Wijnaldum, Marquinhos o Di María, dirigidos por un argentino, Mauricio Pochettino.

La obtención de la Champions League por primera vez en su historia para el PSG, si ocurriera, sería una inyección anímica fundamental para Messi, pero jugando como ahora corre el serio riesgo de quedar eliminado del torneo europeo, toda vez que debe enfrentar en los octavos de final, en febrero, nada menos que al Real Madrid, líder a mucha distancia de la Liga española y que definirá como local el segundo partido ante el club de la capital francesa.

La expectativa en el fútbol argentino para 2022 no termina con la Selección. También en el ámbito local aparece el desafío de los clubes de romper la racha de tres temporadas de absoluto dominio brasileño en la Copa Libertadores de América y de regresar a la puja por los primeros planos porque durante el Siglo XXI, en las 21 ediciones del torneo continental, sólo han podido ganar 7, es decir, un tercio de las veces, mientras que Brasil se impuso en 10.

No deja de ser complicado poder ganar una Copa Libertadores para los equipos argentinos porque no se trata sólo de un problema deportivo, sino que hay otros obstáculos como la devaluación del peso, que hace que no puedan competir con los reales brasileños, que además,  se suman a que los clubes de ese país tienen permitido el ingreso de capital privado en sus economías y esto ha generado contrataciones de muchas estrellas nacionales llegadas del fútbol europeo o hasta de otros países sudamericanos, entre ellos, Argentina.

Un tercer desafío para el fútbol argentino será el de sus torneos locales. El regreso de los descensos (por el momento, los cuatro peores promedios), la posible incorporación del VAR, el constante cambio de entrenadores y la enorme brecha presupuestaria entre los clubes grandes y el resto, sumados a que no se sabe si después del próximo 11 de enero seguirá existiendo la Liga o si todo volverá a la AFA debido al movimiento de muchas entidades para desplazar al presidente de la Liga, Marcelo Tinelli, le otorgan una enorme inestabilidad a un fútbol argentino que sigue cobrando muy poco dinero de los derechos de televisión y cuyos dirigentes no han sido capaces, aún, de encontrar un modelo sustentable que de garantías a futuro.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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