Por Sergio Levinsky, desde Barcelona
Ante la imposibilidad de disputar amistosos ante equipos europeos (el único que estará libre hasta 2024 será Alemania, que no juega los partidos de clasificación para la Eurocopa de ese año por ser la anfitriona), para la selección argentina, además de que estos tres puntos ante Uruguay y Brasil son válidos para la clasificación mundialista, también cotejar con estos equipos será bastante indicativo de su situación real, como también podría serlo ante Colombia o lo fue, en buena medida, ante Ecuador.
Pero en Sudamérica hay muy pocos partidos más que puedan ser una medida importante para la albiceleste, actual campeona del mundo, de América e intercontinental, y que no recibe siquiera goles en contra desde la final de Qatar ante Francia, si bien, justamente, eso puede estar relacionado por la clase de rivales que ha tenido.
Hasta el momento, y con lógica, Scaloni fue conservador en las convocatorias. Suele decirse que equipo que gana no se toca, y el presente de la selección argentina es tal que muchos compatriotas desearían que el Mundial comenzara mañana mismo. La clave, entonces, es tratar de mantener este nivel y esta sensación de confianza todo el tiempo posible.
Salvo Alejandro “Papu” Gómez, quien parece definitivamente cancelado por distintas cuestiones particulares que fueron apareciendo, y al que podría sumarse a Joaquín Correa, que de todos modos no participó en el Mundial de Qatar, el resto de los campeones del mundo asistió al resto de las convocatorias y cuando no lo hizo fue por lesión, y hasta ahora, el DT siempre llamó a jugadores de generaciones más jóvenes para complementar la lista, para irlos probando y tener un panorama más amplio en caso de necesidad, algo que a todas luces parece correcto.
En este caso, para los partidos de Uruguay (16 de noviembre en la Bombonera) y Brasil (21 de noviembre en el Maracaná), retornará Di María, en el momento justo por la fuerza de los rivales, pero sorprendió que no haya sido llamado Alejandro Garnacho, quien suele tener cada vez más minutos en el Manchester United y en los últimos partidos fue titular, aunque los “Diablos Rojos” no atraviesan un buen momento.
Hasta ahora, Scaloni no explicó la ausencia de un jugador que ya parecía instalado en las listas y más, para dos partidos trascendentes, pero una razón podría ser ciertas conductas que tuvo el joven extremo y que se buscó aplacar desde los jugadores de mayor peso hasta una parte del cuerpo técnico, sin los resultados esperados. De hecho, sorprendió que en uno de los dos primeros goles del Manchester United, esta semana en Dinamarca ante el Copenhague, por la UEFA Champions League, el delantero se haya tocado el oído en los festejos en terreno visitante como provocación a la hinchada local cuando ni siquiera había sido el autor de la conquista. Al terminar el partido, en el que el equipo inglés fue derrotado, costó levantar del suelo al jugador mencionado, totalmente decepcionado.
En cambio, Scaloni se decidió por la convocatoria de dos jugadores que no estaban en los planes de casi nadie, como el lateral derecho del Mallorca, Pablo Maffeo, nacido en Cataluña, aunque de madre argentina, y que ya había formado parte de seleccionados juveniles españoles, o el lateral izquierdo ex Vélez Sársfield y ahora en el Olympiacos de Grecia, Francisco Ortega.
El de Ortega es más llamativo porque en ese puesto, los dos que alternan habitualmente, los campeones mundiales Nicolás Tagliafico y Marcos Acuña, también fueron citados. Distinto es el caso de Maffeo (al que Scaloni conocerá muy bien porque juega en el equipo de la ciudad donde reside) porque si bien Nahuel Molina y Gonzalo Montiel forman parte de las convocatorias, está lesionado el otros jugador en ese puesto que formó parte del equipo que triunfó en Qatar, Juan Foyth.
También es clara la línea sucesoria de arqueros, y ante la lesión de Gerónimo Rulli, es claro que Scaloni sigue observando a Juan Musso (Atalanta), quien formó parte del ciclo anterior, y Walter Benítez (PSV Eindhoven), mientras que también sigue recurriendo a otros jugadores de la etapa anterior, que no jugaron el Mundial por muy poco, pero que siguen siendo tenidos en cuenta, como Nicolás González y Lucas Ocampos em el ataque (más aún desde que se conoce que Di María dejará el equipo tras la Copa América de 2024) y Giovani Lo Celso en la mitad de la cancha.
Es claro que Scaloni va dando señales claras de cierto conservadurismo lógico, porque le ha dado resultados: muy pocas convocatorias a futbolistas de la liga local, al considerar que el roce europeo de las grandes ligas es fundamental, y en sus listas aparecen un puñado de futbolistas jóvenes para ser observados y que van rotando, y por lo general, retornan aquellos que formaron parte del ciclo anterior pero que no llegaron a Qatar, y muy poco más.
En el caso de Messi, estos dos clásicos sudamericanos serán sus últimos partidos oficiales de 2023, y luego pasará a tener unas largas vacaciones hasta febrero de 2024, cuatro meses que, para un jugador de 36 años, pueden significar un largo trecho.
Cabe destacar que con estos dos partidos ante Uruguay y Brasil se cierra la etapa de los partidos de clasificación mundialista no sólo por 2023 sino hasta septiembre de 2024 y que entre el 18 y el 26 de marzo se abrirá la primera ventana de amistosos internacionales y será muy importante elegir bien a los rivales para que éstos representen una alta exigencia teniendo en cuenta los compromisos que vienen, como la Copa América de Estados Unidos, desde el 20 de junio.
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