Por Sergio Levinsky, desde Barcelona
Aunque no se le mencionó de esta forma, había muchas cosas en juego en el duelo entre Girona y el Real Madrid, en tierras catalanas. Por los caprichos del calendario y de la tabla de posiciones, se enfrentaban los dos primeros colocados tras las primeras siete fechas y lo más extraño es que los locales llegaban como la sensación de la Liga, invictos -situación compartida únicamente con el Fútbol Club Barcelona- y con apenas un empate.
Pero acaso el mérito mayor del buen conjunto que dirige Michel es que desde la pasada temporada a la actual perdió tres jugadores claves, uno por línea: el uruguayo Santi Bueno como marcador central, el experimentado volante Oriol Romeu, requerido por el Barcelona, y el goleador argentino Valentín “Taty” Castellanos, que pasó a la Lazio italiana.
Sin embargo, el club catalán, que pertenece al Grupo City, y que administra Pere Guardiola, el representante de futbolistas y hermano del entrenador del Manchester City, tiene un determinado orden del que no se aparta, y una idea de buen juego que no se altera por jugadores que se vayan o puedan venir.
Del otro lado llegaba un Real Madrid con muchas dudas en cuanto a funcionamiento, especialmente luego de un ajustadísimo triunfo sobre la hora y como local ante el limitado Unión Berlín em el debut de la fase de grupos de la Liga de Campeones de Europa, con el esperado regreso de Vinicius Junior luego de una larga lesión, y con el debate sobre si Carlo Ancelotti tendrá la capacidad de quitar de la titularidad a los dos volantes veteranos Toni Kroos y Luka Modric, de enorme prestación durante la última década pero que para muchos ya se encuentran quemando sus últimos cartuchos de calidad antes del adiós.
Lo cierto es que para esta temporada, Ancelotti parece dispuesto a un cambio táctico con la salida de su gran goleador Karim Benzema, la llegada de un creativo de alto nivel y de mayor despliegue como el inglés Jules Bellingham, y la aparente decisión definitiva de darles menos minutos a Kroos y a Modric, y de administrarlos para momentos muy puntuales. De lo contrario, cada vez será más difícil verlos juntos en el campo de juego.
No parecía, entonces, un partido nada fácil para el Real Madrid teniendo en cuenta los antecedentes del Girona en este torneo (además, venía de vencer como visitante al Villarreal) y si tomamos en cuenta que en la temporada anterior, Castellanos -ahora ausente- le había marcado cuatro goles a los blancos en una jornada histórica. Si le sumamos que se jugaba en Montilivi, el campo de los catalanes, más complicado parecía.
Sin embargo, y pese a que los primeros minutos evidenciaron todo lo que la teoría sostenía, se lo vio nervioso al conjunto local. Su dominio era casi total, era claro que la confianza desbordaba, pero sus jugadores no definían las muchas situaciones de peligro que iban generando y los dos equipos se fueron acostumbrando a esta realidad.
Y como no podía ser de otra manera, aún teniendo menos la pelota, el Real Madrid no perdonó cuando, por fin, se acercó al arco del argentino Paul Gazzaniga. Bellingham se convirtió por unos segundos en Modric, metió un pase perfecto con la cara externa, y el veterano y longilíneo Joselu (goleador al que echó mano el club blanco ante la falta de Benzema), definió bien para silenciar al estadio.
El impacto fue tan grande que al Girona le costó mucho salir, a tal punto que apenas cuatro minutos más tarde (se jugaban veinte de la primera etapa), un córner perfectamente ejecutado por Kroos terminó con un cabezazo directo de Tchouameni para un 0-2 que no tenía nada que ver con lo que había sucedido en el campo.
Esta vez, Ancelotti sorprendió con un nuevo planteo, teniendo en cuenta la falta de algunos jugadores importantes, como Militao y David Alaba en la defensa. Utilizó, entonces, un esquema de 4-1-3-2, con Tchouameni por delante de la defensa, y regresó a un experimento que le dio resultados en la temporada pasada, con Camavinga de lateral izquierdo en el aspecto defensivo, para cerrarse como volante en el ofensivo.
La línea de tres, con Valverde, Bellingham y Kroos (a la que se sumana Camavinga) pudo apoyar bien al ataque con un Vinicius aún fuera de forma y un Joselu más estático.
El Girona fue perdiendo fuerza y convencimiento a medida que pasaban los minutos y así es que a veinte del final llegó la estocada que faltaba con un muy buen gol de Bellingham, en el que nada pudo hacer Gazzaniga, el ex River y selección argentina de Scaloni, de muy buenas actuaciones a lo largo de toda la liga.
De esta forma, aunque el Girona sigue entreverado en el lote de los punteros, ahora es tercero con 19 puntos, pero el Real Madrid, pese a haber caído en el clásico ante el Atlético hace una semana, recupera el liderazgo con 21, producto de siete triunfos y una derrota. Entre los dos, el Barcelona -que mira de reojo a los juzgados por la imputación de algunos de sus dirigentes por un caso de corrupción- cuenta con veinte, siendo el único invicto, aunque su juego deja bastantes dudas y aunque parezca increíble, un gol en contra de Sergio Ramos le permitió vencer al Sevilla como local, cuando ya parecía que se le escapaban dos puntos.
En ocho fechas, la Liga española no tiene un dueño claro y a los tres de arriba se les podría sumar el Atlético si, como todo indica, vence al Cádiz en el Metropolitano y en diciembre le gana al Sevilla el partido pendiente por suspensión.
Queda mucho por jugar, todavía.
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