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El “Hey Jude” de Bellingham se tragó el Clásico “Rolling”

La alianza marketinera del Fútbol Club Barcelona con la marca “Spotify” parece estar dando grandes resultados desde la sinergia cultural y económica desde el naming para el estadio (ahora en reconstrucción) del club catalán hasta la publicidad en su camiseta de cantantes o bandas de primer nivel nacional o mundial.

28/10/2023 22:24
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Por Sergio Levinsky, desde Barcelona

En este caso, para la primera edición de la temporada del Clásico ante Real Madrid, por la décima fecha de la liga española, el Barcelona montó todo una previa basado en la publicidad en su camiseta del logo de los Rollings Stones, la famosa lengua afuera que recorrió el planeta, y con la presencia en el estadio Olímpico de Montjuic, que reemplaza al Camp Nou al menos hasta noviembre de 2024, cuando regrese transformado y modernizado, de dos de los legendarios integrantes de la banda de rock inglesa, nada menos que Mick Jagger y Ron Wood, además, dos fanáticos del fútbol.

Sin embargo, todo lo que parecía una fiesta, que se prolongó a la finalización del primer tiempo con un merecido triunfo parcial de los locales por 1-0 con un tempranero gol del alemán Ilkay Gündogan, y con ambos Rollings en la platea, terminó en derrota 1-2 ante el Real Madrid por una nueva aparición desequilibrante de su gran figura actual, el inglés Jules Bellingham, autor de los dos goles, aunque hay que destacar el primero de ellos, una joyita de media distancia que terminó con la pelota lejos del alcance de la estirada del excelente arquero alemán Marc ter Stegen.

Bellingham no sólo es la contratación estrella del Real Madrid para esta temporada, y por el que los blancos pagaron muy caro, sino que aparece como una figura destinada a marcar una época como anteriormente lo hicieron Alfredo Di Stéfano o Cristiano Ronaldo, si se toma en cuenta la calidad de sus actuaciones y los monstruosos números que presenta: en los doce partidos que jugó en su nuevo equipo marcó doce goles y dio once asistencias de gol a sus compañeros.

Pero, además, Bellingham aporta elementos extraordinarios para un equipo que, por lógica del paso de los años, atraviesa un momento de transición luego de haberlo ganado todo, y muchas veces. Aquel mediocampo indestructible que conformaron el brasileño Casemiro, el alemán Toni Kroos y el croata Luka Modric, se va desintegrando. El primero ya emigró hacia el Manchester United al considerar (con acierto) que su ciclo ya estaba cumplido, mientras que a principios de esta temporada, el director técnico italiano Carlo Ancelotti tuvo una larga conversación con Modric en la que le transmitió que esta vez tendría menos minutos en la cancha y que empezaría a confiar en valores más jóvenes que el croata, de 38 años.

Así es que ante el Barcelona, el Real Madrid volvió a salir a la cancha sin Modric, y con un esquema de 4-4-2 que refleja el cambio de época ya sin Cristiano Ronaldo, ni Karim Benzema ni Gareth Bale, ni Sergio Ramos, ni Casemiro ni Modric en su versión titular. Y fue superado ampliamente por un Barcelona con varios suplentes por lesiones, y con varios jovencitos en su equipo (especialmente el lateral Alejandro Balde y los volantes Gavi y Fermín) pero le alcanzó para copar la zona de gestación y llevar peligro hacia el arco de Kepa.

Hasta ese momento, y sorpresivamente, Bellingham no aparecía en el juego, los delanteros Vinicius Junior y Rodrygo estaban aislados, y la aportación del uruguayo Federico Valverde era escasísima.

Pero al Real Madrid no hay que perdonarle nada. Si se le domina territorialmente o en posesión de la pelota, hay que demolerlo porque si no se aprovechan esos minutos, siempre tiene recambio para revertir la situación y eso se comprobó en el segundo tiempo. Desde el banco, Ancelotti movió las piezas: ingresaron el francés Edouard Camavinga y, especialmente, Modric, quien, aunque sea en media hora, sigue demostrando su enorme talento. Bellingham quedó entonces más liberado para ser enganche con los delanteros y ahí apareció el inglés con todo su esplendor, clavando un golazo de media distancia y definiendo ante ter Stegen en el descuento para una gran victoria blanca como visitante.

El escaso público madridista se fue entonando la melodía de “Hey Jude”, un clásico de Los Beatles que se transformó en el aliento a Bellingham, y que, paradójicamente, terminó tapando la fiesta “Rolling” que había armado el Barcelona.

El público local que acudió a Montjuic se fue en silencio, a sabiendas de que no hay muchas excusas para dar y que su equipo, cansado, con un plantel corto, muchas ausencias y algunos juveniles, no pudo resistir ni físicamente en el segundo tiempo, como tampoco al talento de Bellingham, que pareciera que, a esta altura, juega en otra liga que el resto de sus compañeros y rivales.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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