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El fenómeno Benzema

En una reciente entrevista a Jorge Valdano, este periodista quiso saber su opinión sobre la vigencia de Benzema en el Real Madrid, y el ex delantero de la selección argentina procedió inmediatamente a corregirlo. “¿Cómo ‘vigencia’? Lo de Karim es evolución, crecimiento, porque es mucho más ahora de lo que había sido antes”

18/04/2022 13:22

Por Sergio Levinsky desde Madrid, Especial Jornada

Y Valdano, alguien tan ligado al Real Madrid como jugador, entrenador y director deportivo, además de fino analista en los medios de comunicación, conferencias y ensayos, tiene toda la razón.

A los 34 años (nació el 19 de diciembre de 1987), Benzema va camino de ser Balón de Oro de la temporada, es el capitán del equipo cuando el brasileño Marcelo no ingresa (casi no lo hace), y se transformó en un jugador de todo el frente de ataque, muy lejos de aquel centrodelantero que llegó procedente del Olympique de Lyon para 2009/10, hace doce años.

Benzema llegó a pelear el puesto con Gonzalo Higuaín, al punto de alternar la titularidad, y pasó años enteros siendo discutido más que por la calidad, porque el madridismo lo tomaba como un delantero del segundo escalón, que estaba fundamentalmente para colaborar con Cristiano Ronaldo para que éste incrementara su formidable palmarés goleador, y poco más. Algo parecido a lo que ocurría en tiempos de los “Galácticos” de principios de siglo con Raúl González y Ronaldo Nazario,  “O Fenómeno”.
 


Aquel Benzema tenía la mirada fija en el gol o en una última asistencia para el crack consagrado que estaba concentrado en la carrera loca junto con Lionel Messi para ver quién se quedaba con los máximos títulos del año y el premio al máximo goleador del continente europeo.
 

Sin embargo, bastó que se fuera Cristiano Ronaldo, y cuando ya en el Real Madrid parecía que comenzarían a sentir su falta, su carencia, incluso con la desesperación que llevó a muchos medios filo-blancos a reclamar que el equipo se había quedado con cuarenta goles menos por temporada, cuando de repente, se empezó a descubrir que Benzema era mucho más de lo que parecía.
 

El francés, que había tenido un serio problema con un compañero suyo en la selección gala, que le impidió participar en el Mundial 2018 –justo cuando ganaron el título en Rusia-, incluso regresó al equipo nacional para la pasada Eurocopa debido a su irresistible paso por el Real Madrid.
 

Si en las pasadas tres temporadas marcó 30, 27 y nuevamente 30 goles, en 53, 48 y 46 partidos, en la actual, la mejor de todas, lleva 38 goles en 38 partidos, a razón de un promedio de un gol por partido, que supera a todo lo realizado anteriormente.
 

Y Benzema no juega en un equipo tan estructurado, tan organizado, que tiene todo servido en bandeja. Nadie podría afirmar esto, especialmente luego de ver los partidos del Real Madrid ante el PSG en los octavos de final y ante el Chelsea en los cuartos de final de la Champions League en el Santiago Bernabeu.
 

Todo lo contrario: Benzema se ha convertido en el delantero temido por los rivales, en el faro del ataque de su equipo, en la referencia más clara para partir en cualquier contragolpe siempre con la cabeza levantada para pasar cuando haya un compañero mejor ubicado, o para rematar si el arquero está adelantado o distraído, y hasta para presionar y pescar alguna pelota perdida.
 

Camino de los 35 años, éste es un Benzema que remata bien al arco, que patea penales y tiros libres, que asiste, que construye jugadas, que se asocia bien con los compañeros, que lleva la batuta de la ofensiva del Real Madrid y que hasta cabecea perfectamente, colocando la pelota en la dirección que él quiere darle, sin depender de ningún factor externo.
 


¿Qué también tuvo suerte en algunas circunstancias? Por supuesto. No es para nada común que dos arqueros como Gianluigi Donnarumma o Edouard Mendy se equivoquen de manera infantil para permitir sus goles, pero Benzema siempre está allí, dispuesto a sacar el máximo partido ante cada una de esas situaciones, porque tiene la fe intacta en que podrá conseguir algo, por más utópico que parezca.
 

Y eso no es casual. Ocurre porque estamos en presencia de un jugador que no para de crecer, de adquirir nuevas técnicas y que tomó un enorme envión a partir de la confianza que va generando cada una de sus actuaciones.
 

Benzema es el líder de un Real Madrid en construcción, que además de la salida de Cristiano Ronaldo perdió a sus dos centrales titulares (Sergio Ramos y Raphael Varane), que ya no tiene casi nunca en cancha a un referente como Marcelo, y que no encuentra un extremo izquierdo ante las débacles de Eden Hazrad y Gareth Bale.
 

Aún así, genio y figura, Benzema se las arregla con lo que hay, juegue quien juegue, y ya construyó una dupla letal con Vinicius Jr, su compañero de ataque.
 

Mucho le debe el Real Madrid a Benzema su cercanía al título de Liga y su llegada a semifinal de la Champions League. Bastó que el francés no estuviera con el Barcelona para que el equipo cayera 0-4 en el Bernabeu ante su clásico rival y al terminar el partido, la coincidencia fue total: la gran explicación fue la ausencia del francés.
 

Benzema se transformó en imprescindible para los blancos. Y eso no es para cualquiera.
 

 

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