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POLÍTICA DE MASSA(S)

Cuando Batakis llegó a Economía, desde sectores ligados a Cristina Fernández se la tomó como una salvadora: se había satanizado tanto a Guzmán, que se creyó que con un cambio de nombres se garantizaban la lapicera –decisiones audaces para empoderar a los de abajo- y el improbable enfrentamiento contra el Fondo Monetario.

Redacción
30/07/2022 22:33
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

 

La ahora ex ministra demostró que, sensatamente, en la estrecha situación de constreñimientos por el Fondo, la inflación, la pandemia y ahora la guerra, había que concentrarse en ordenar la macroeconomía. Grabois se quedó esperando a grito limpio, y Batakis hizo su primer viaje a Estados Unidos para obtener algunos créditos y destrabar relaciones con Giorgeva.

  Le fue bien a Batakis en su viaje, pero al volver ya no era ministra: la corrida cambiaria de la derecha había continuado hasta llevar el dólar ilegal a casi 350 pesos, la Sociedad Rural se mostraba abiertamente como una colateral del PRO, la tv opositora se lanzaba ferozmente a actitudes y discursos de desestabilización. Acompañaba una nueva subida inflacionaria, agitada por el alza de las diferentes versiones del dólar paralelo.

  Los más sensatos en el Frente de Todos se empezaron a preguntar si haber empujado a la salida de Kulfas y Guzmán –que se fueron por fuego amigo- había sido inteligente. El desgaste de casi seis meses de discusiones que fueron internas pero lanzadas insólitamente a cielo abierto, sin dudas colaboró a la crisis que cayó impiadosa sobre Batakis.

  Hubo que tomar decisiones fuertes: el Frente de Todos las ha tomado. Massa, que se autopropuso como quien podía tomar el timón para enfrentar la crisis, va a Economía, que subsume ahora a los ex ministerios de Producción y de Agricultura. Quedaron Scioli, Batakis y Domínguez en el camino –se les agradeció los servicios prestados-, y ahora ya no hay doble o triple comando en el área económica. Massa entra con poder para unificar decisiones y políticas, con la sola excepción de Pesce que permanece (por ahora) en el Banco Central.

  Es una reacción enérgica de parte del gobierno. En tanto Massa es una figura nada antagónica con los dueños de los mercados, estos han evolucionado favorablemente: han bajado los índices de los dólares paralelos, y se ha dado un compás de espera hasta que el nuevo ministro comunique sus primeras medidas.

  Es ocasión para un relanzamiento del gobierno, a sólo un año y unos meses de las próximas elecciones presidenciales y del final del propio mandato. La inflación, la recaudación de dólares y cierta recomposición salarial, son las grandes prioridades.

  Es cierto que la jugada urdida entre Alberto y Cristina Fernández ha producido algún desconcierto en la furia desestabilizadora de la derecha aliada al agro y la tv: Massa no es su enemigo, y no cabe simplemente atacarlo desde el mismo registro en que se viene enfrentando al gobierno. Colabora a ello la propuesta para liquidar dólares de las silobolsas hecha en los breves tiempos de Batakis, que divide voluntades entre algunos cerealeros.

  Pero el desconcierto se da también entre aquellos millares de militantes que se embarcaron en un encendido discurso de denuncia contra el Fondo Monetario y los grandes empresarios, que en nombre del mismo tomaron por bueno denostar al presidente y al ex ministro Guzmán, y que ahora deben apostar a un político de trayectoria muy cercana al stablishment económico. El cambio de rumbo discursivo es de 180 grados y deja en el aire expectativas largamente forjadas, cuyas expresiones públicas han tenido alto costo en la deslegitimación del gobierno.

  Pero no deja de ser oportunidad para el recomienzo de una gestión que ha adolecido por falta de capacidad operativa. Quizás ahora pueda lograrla, y se consiga dar al Ejecutivo un perfil más definido. El cual difícilmente tenga algo que ver con aquellas fantasías de la lapicera justiciera que se enfrenta a la voracidad del Fondo Monetario: la actual realidad ha mostrado que tiene otras urgencias, y que –como poetizaba algún remoto vate español- “los sueños, sueños son”.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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