¿Quieres recibir notificaciones de noticias?

Partidos y movimientos sociales: distintas lógicas

¿Quieres recibir notificaciones de noticias?

9° Mendoza

Jueves, abril 11, 2024

RADIO

ONLINE

9° Mendoza

Jueves, abril 11, 2024

RADIO

ONLINE

PUBLICIDAD

Partidos y movimientos sociales: distintas lógicas

Mientras que Xiomara Castro, esposa de Mel Zelaya, ganó con amplitud la elección en Honduras, en Chile pareciera que Boric saca ventaja en las encuestas. Quizá lo ayuda la posición extrema de Kast, quien bajo cierta simpatía personal alberga una ideología muy a la derecha de Piñera. Todo está por verse, de cualquier modo, para la votación por la presidencia en Chile.

04/12/2021 22:06

 

Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Allí se dio la paradoja, para muchas personas incomprensible, de que luego de movilizaciones sociales cuya intensidad y persistencia en el tiempo son un record planetario –meses y meses con cientos de miles de personas en las calles, en protestas permanentes- la derecha obtuvo mejor resultado que la izquierda en las elecciones.

  Puede que Boric no sea para algunos el candidato ideal, seguro que Kast goza del apoyo desde mucha prensa y tv, así como del actual gobierno. Pero ello está lejos de ser explicación suficiente, cuando muchos creían –sobre todo quienes tienen escasa información sobre la política chilena- que se asistiría a un cómodo triunfo de la coalición progresista.

  Es que, en realidad, pasar desde los movimientos sociales a la representación política es un problema. No hay ninguna linealidad entre movilización social desde movimientos, y conformación de una organización propiamente política. Son mundos con gramáticas muy diversas.

  Como se sabe, en cierto sentido todo es político, pues no hay espacio ni acción social que sea ajeno a alguna lógica de poder y –por tanto- que no esté constituido desde la organización social, que es siempre política. Pero es confuso creerse que ello es la política en “sentido estricto”. La política debe distinguirse de “lo político”, según alguna tradición teórica ha expuesto.

  Se dice mucho que todo es político. Pero tomar mate con mi familia o charlar con los amigos en el bar, no tiene la menor incidencia para cambiar las condiciones del poder. Allí está “lo político”. Pero en cambio “la política” remite a las organizaciones que buscan la obtención del gobierno, que intentan llegar a la dirección del Estado. Como el gran politólogo Ernesto Laclau señalara, sólo eso merece llamarse “la política”.

  Los movimientos sociales son políticos sólo en el sentido amplio, en el primero. Incluso lo sostienen expresamente: “lo personal es político”. Pero desconfían de la política, no suelen sentirse representados en ella, y a menudo directamente la detestan, asumiéndola como si fuera necesariamente corrupta.

  La sensibilidad “líquida” de la sociedad actual lleva a que los jóvenes se acerquen más a movimientos que a partidos (derechos humanos, organizaciones de género, ambientalistas, grupos étnicos), de modo que la traducción de sus demandas hacia la política está lejos de ser directa. Tan así fue que en Chile un candidato proempresarial que se planteaba apolítico (Parisi) y que ni siquiera estaba en el país, obtuvo el 13% de los votos: obviamente una parte de ellos provenía de quienes estuvieron en las movilizaciones. Aunque muchos más fueron quienes, actores y herederos de aquellas luchas, directamente no fueron a votar.

 Es más: los movimientos sociales asumen para sí una especie de asunción de pureza, de no-contaminación frente a la política. Pero es esta el único modo –en las actuales formas de organización social- de allegarse el poder del Estado, y evitar que ciertos males sociales se extremen y perpetúen.

 Son lógicas diversas. La de los movimientos la vemos en luchas como las ambientales, dadas en sitios del país con predomino del voto conservador. O en la escasa relevancia que cobró la ley de interrupción voluntaria del embarazo a la hora de votar las legislativas nacionales.

  Esa lógica se vio tensionada esta semana en los movimientos de género. Por una parte, en Brasil se inició el juicio a Darthes abierto por la denuncia de Thelma Fardin. Hay una amplia expectativa en la Argentina, por las repercusiones mediáticas que tuvo el caso, que se volvió “testigo” en cuanto lo que habría sido abuso hacia una menor de edad (por entonces). Por otro lado, el crimen brutal de La Pampa, desde una pareja de mujeres hacia el hijo de una de ellas, fruto de una pareja masculina anterior. El niño sufrió previos maltratos permanentes. De inmediato los conservadores lanzaron dardos contra los movimientos de género, como si lo sucedido borrara las decenas de femicidios que se perpetran en Argentina cada mes. Pero es cierto que el hecho execrable puso en evidencia que la violencia puede estar en cualquier parte, y que no todo lo que se alberga en géneros diversos es loable.

  Linealidades, no las hay en ningún lado. Purezas, existen sólo en la cabeza de militantes de la religión, de lo político o de la política. El mundo es ancho y ajeno, como alguien supiera escribir, y su gramática no se deja atrapar en una sola lógica, o en una exclusiva y única clave de comprensión, sea el ambiente, el patriarcado, la lucha de clases, o la creencia en el libre mercado como presunta libertad.-       

__________________________________________________________________________________________________________________________________________
Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

PUBLICIDAD
PUBLICIDAD
PUBLICIDAD