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Hacete amigo del juez

El juicio a Cristina Kirchner es poco sostenible en lo jurídico: no se permitió declarar a la acusada, se hizo un show con lectura de un guión por el fiscal, se apeló a meter a última hora supuestas pruebas provenientes de otras causas (donde ya había sentencia), se apeló a la vaporosa figura de la “asociación ilícita”. Pero sin dudas es en el plano político –más que sólo en el jurídico- donde quienes pergeñaron esta acción parecen haber cometido un fuerte error.

Redacción
29/08/2022 10:18
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Cuando la tv comenzó a presentar el departamento de la vicepresidenta sin que viniera a cuento, es obvio que estaba haciendo una invitación a caceroleros y partidarios de la oposición, a concurrir allí para hostigar a la jefa del Senado. Así fue: unas 50 ó 100 personas, con las consabidas banderas argentinas propias de quienes suelen admirar a Estados Unidos, se asentaron a hacer ruido en la esquina de Recoleta en que ella vive. En una hora más debieron irse del lugar, desplazados por una masiva presencia de personas que se manifestaron en favor de Cristina Fernández, a los cuales la policía de la ciudad apaleó minuciosamente mientras pudo, pero que se vio totalmente desbordada por la creciente multitud. La desorientación de los voceros televisivos de la oposición lo demostró pronto: cerca del grotesco, pretendían denunciar que los manifestantes mayoritarios “no habían jugado limpio” al haber dado una vuelta manzana, y aparecido por donde la policía no los esperaba. Había salido el tiro por la culata: la repetida creencia de que haciendo ruidosas acusaciones de corrupción –pocas veces comprobadas- se acabará con el peronismo y con las posiciones en favor de lo popular, se ha caído otra vez como castillo de naipes.  

  Por cierto, es también visible que la corrupción del gobierno macrista no se lleva a juicio o se la admite judicialmente. El caso del espionaje a los familiares de muertos en el ARA San Juan es ejemplar: como estaba demostrado sobradamente que el espionaje se había producido, se hizo el curioso giro jurídico de decir que ese espionaje era “necesario”, porque así se cubría la seguridad de Macri, por entonces jefe de Estado. Y también las visitas de fiscales y jueces al ex presidente, así como los juegos de fútbol en su propiedad Los Abrojos, han sido objeto de amplio conocimiento y difusión, mientras se pretende asumir que fueran lo más natural del mundo.

  Lo cierto es que se ha llegado a un umbral en que un importante sector social se ha sentido agredido por la acción de un sector del Poder judicial, el cual no es “la justicia” (y que en algún caso, podría ser lo contrario). Ahora hay gente que duerme frente al domicilio de Cristina, y una especie de enorme guardia humana permanente, mientras en todo el país se vienen dando marchas de apoyo a su persona: Rosario, Tucumán, Corrientes, Mendoza, Córdoba, San Juan.

  El peronismo venía alicaído: si bien la entrada de Massa dio una tregua al gobierno ante la ofensiva devaluadora, la inflación y las dificultades para que el crecimiento económico llegue a los de abajo tenían jaqueado al movimiento. Las diferencias internas previas habían desgastado la unidad y el entusiasmo colectivos, y reinaba una silenciosa expectativa frente a las nuevas condiciones de la política económica.

  El show televisivo de Luciani –que incluyó notorio uso de maquillaje- ha tenido efectos paradojales: el peronismo está de nuevo en la calle, y en lo formal se ha unido en defensa de la ex presidenta. Se han expresado intendentes, diputados, senadores, gobernadores, ministros, ex rectores universitarios, la CGT, la CTA, diversos movimientos sociales, agrupaciones múltiples. No se requiere pensar como Cristina Fernández para apoyarla: es tan evidente la acción intencionada en su contra y la apelación al lawfare (fusilamiento judicial con apoyo de la tv), que se ha conseguido unir a todas las facciones de lo popular en repudio. Tanto, que incluso la izquierda de Bregman y Del Caño –habitualmente enfrentada al gobierno- ha rechazado la acción judicial, así como la han cuestionado figuras inesperadas como Maslatón –de la agrupación de Milei- y Pichetto –hoy representante del “peronismo macrista”-.

  No puede adivinarse cómo seguirá la situación: de aquí a la sentencia faltan varios meses, en los que se harán los alegatos de las defensas. El pronóstico más plausible, lleva a imaginar una sostenida movilización popular en defensa de la ex presidente, en gran medida independiente de las condiciones económicas que se vaya a vivir. Todo indica que la ceguera del bloque conservador ha servido para resucitar al peronismo, devolviéndole tanto la mística, como una condición de muy mayoritaria unidad política.-

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