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Frente de todos: La fascinación del abismo

Estaban divididas las dos grandes coaliciones argentinas, la semana pasada, ante la difícil disyuntiva entre dejar vigente el acuerdo de Macri hacia el default, o aceptar el nuevo acuerdo negociado por el equipo de Guzmán. Era situación peliaguda para todos.

12/03/2022 22:26
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Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Juntos por el Cambio la sacó relativamente barata. Por un lado, pudo quitar del texto la referencia a que ellos son los responsables de la impagable deuda: en el oficialismo tuvieron que resignarse a achicar a un breve artículo, dado los problemas con integrantes de su propio bloque.

  Por cierto, no implica que la sociedad no pueda saber esa verdad por otros medios. Pero con la consigna duranbarbiana de siempre mentir (pues la sociedad nada sabe de política); más la complicidad de los medios hegemónicos, JxC puede mantener la versión actual: que sean casi igual número los que creen que la deuda la tomó Alberto Fernández, que los que saben que la ha tomado Macri.

  Y en JxC salvaron la unidad del bloque, tras acallar al mismo Macri que pretendía llevar al caos nacional votando en contra. Ya había conciencia del fracaso de haberse levantado en la sesión del 1 de marzo, y Gerardo Morales por un lado, más Carrió por otro, apuraban la necesidad de apoyar el acuerdo, para evitar que el país fuera a la hiperinflación y a un abismo imprevisible. Macri se quedó solo, apenas secundado por Bullrich, Lombardi y algunos otros halcones de peso menor. En el zoom de la dirigencia el “no” al ex presidente fue categórico, y a los 10 minutos debió retirarse del encuentro. Jaque mate. Por supuesto, ahora Lombardi dice que siempre estuvieron a favor del acuerdo, falsedad tan flagrante que muchos de sus colegas de partido no están dispuestos a avalar.

  Macri quiso luego exigir inmunidad judicial por su toma de deuda a cambio del voto positivo, en lo que encontró una rotunda negativa de la bancada. Le fue muy mal, pero en el recinto todos tocaron una misma tecla, y allí les fue mejor. Sobre todo, porque pudieron enrostrarle al gobierno que este tenía más votos de la súbita “responsabilidad opositora” que propios, habida la posición de la Cámpora y otras agrupaciones legislativas menores.

  Se dice que “el kirchnerismo” votó en contra de la posición mayoritaria del gobierno. Y es en cierto sentido así, porque en una época, la noción de kirchnerismo era la de una plural variedad de movimientos, sectores y organizaciones que se reconocían en el liderazgo de Néstor Kirchner primero, y luego en el de Cristina Fernández.

  Pero esto se ha ido adelgazando. En el caso de la ex presidenta –y más marcadamente de Máximo- a menudo parece que la conducción fuera casi exclusivamente para su agrupación. El kirchnerismo no camporista rara vez ha sido incluido (caso la Corriente, con Filmus o Rossi como representantes), tampoco el peronismo no kirchnerista. Con Massa ha habido buen trato de Máximo, pero obviamente en condición de alianza externa, no de mutua identidad.

  Por ello, la Cámpora y aquellos sectores sueltos del kirchnerismo ampliado que quieren seguirla o que están contra el acuerdo con el FMI, son los que votaron en contra. Tuvieron muchos menos que los votos del sector que apoyó -que cree necesario el acuerdo, aunque también rechaza al FMI-, pero fueron suficientes para crear una atmósfera de quiebre y de posible ruptura.

  El silencio de la vicepresidenta venía alimentando rumores: sus palabras contra el Fondo tras la brutal pedrada contra su despacho, dejan clara su posición cercana a la de Máximo. Y la queja del actual kirchnerismo contra el ala mayoritaria del gobierno por supuesta falta de repudio a la pedrada en el Congreso, presenta una sorprendente animosidad, cuando aún falta ir al Senado. El cual está dirigido por Cristina Fernández, además.

  ¿Tolera el FdT tensiones hasta el infinito, hay quienes suponen que pueden seguir tirando de la cuerda hasta el límite? Algunos parecen creerlo, otros quizá juegan calladamente a la ruptura entre los díscolos y el restante peronismo (gobernadores, cúpula de la CGT, caudillos territoriales, “albertismo”, mayorías parlamentarias del FdT).

  Casi seguro que esta semana nos dará la respuesta. Parece que hay en la Cámpora quien se ilusiona con “desembarazarse” del resto del peronismo, para actuar así en un espacio de mayor homogeneidad ideológica. Algo muy parecido a lo que pasó con los jóvenes respecto al peronismo mayoritario en el año 1973, aunque ahora la máxima figura está de su lado. Pero sucede que el presidente de la Nación no forma parte de esa constelación, ni tampoco la mayoría institucional del principal partido de gobierno. Y si bien desde ese kirchnerismo gustan decir que “la unidad no garantiza victorias” –en lo que tienen indudable razón-, no parecen advertir que la división les augura casi seguras derrotas.-

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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