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Charlatanería sobre la educación

30/01/2021 20:30

Para no ser contradictorios, debiera hablarse sobre educación mostrando educación. Exhibir ignorancia y mala fe hablando de este tema, es como hacer perversidades mientras se habla de pureza

Por Roberto Follari, Especial para Jornada

Así, ciertos sectores mediáticos y políticos han perdido el rumbo de un debate racional, y discuten como en chisme de barrio: que no queremos vacunas, pues estamos en contra; que por qué no llegan las vacunas, en contradicción con lo anterior. Ah, que sí llegan, pero no llegan tantas como queremos, y así siguiendo. Si son muchas, dirán que no son las que queremos, que son rusas y queremos yanquis, pero si estuvieran las yanquis dirían que “por qué no rusas”. Hace rato que la tv no promueve debate político sino un griterío torpe y parcializado, casi siempre al servicio de las posiciones y gobiernos de derecha. Pensar, promueve personas criteriosas: la consigna ahora es promover el menor pensamiento posible.

  Así, estamos hartos del debate sobre el inicio de clases. Es obvio que los que llaman desesperados a ir a la escuela presencial, han mirado encuestas. Muchos padres no saben qué hacer con los chicos en casa, menos aún saben cómo apoyarlos en el aprendizaje. Y tienen problemas sobre dónde dejan sus hijos cuando ellos tienen que trabajar. Entonces, que la escuela sea una guardería: dejémoslos allí medio día, que se encarguen maestros y maestras. Por ello, políticos se hacen súbitos adalides de la escuela presencial, cuando su estilo meritocrático siempre apuntó al trabajo y la escuela virtuales. Los ultramodernos de la tecnología que según ellos todo lo salva, de golpe van contra lo virtual y reclaman ir a la escuela “como sea”. Es año electoral, claro.

  Por supuesto que lo presencial cumple funciones socializadoras y de formación ética que no pueden lograrse virtualmente. Pero niños contagiados, no son buenos para aprender cosa alguna: y peor si van a quedar con el estigma imborrable de haber contagiado a familiares. Es decisivo establecer las condiciones de distanciamiento, burbujas humanas y –en su caso- dobles turnos diferenciados, para que sea posible lo presencial sin peligro para los docentes, así como para los niños y sus familias.

  Mientras, en un hecho que tiene sabor electoral mayúsculo, el ex presidente Macri apareció con una Fundación que une su nombre a la educación. Un oxímoron: es juntar el día y la noche, agua y aceite. ¿Alguien ha visto alguna vez al ex presidente ocupándose de  temas culturales, hablando de filósofos o de literatos, mostrando alguna inclinación por la Pedagogía? No es ese, ciertamente, un ámbito de su interés. El libro de O Donnell donde toma la palabra su hermano Mariano Macri, muestra con claridad a qué se ha dedicado el ex presidente toda su vida: no precisamente a tomar cursos sobre teoría educativa.

  Para hablar de educación hay que haberse ocupado. Saber quiénes fueron Freire, Piaget, Vigotski, Montessori. Cuando se estuvo en la presidencia, no haber dejado que el presupuesto cayera de 6 puntos del PBI en que lo dejó Cristina Fernández, a 4,7%. No es bueno haber bajado en los hechos los salarios docentes, o sugerir como hizo Vidal, que las clases las pueda dar cualquier persona que se ofrezca de voluntaria. No ayuda liquidar el plan Conectar Igualdad, con lo que se impidió que millones de alumnos tuvieran computadoras, fatal en la posterior pandemia. No es buen signo no haber producido siquiera una ley sobre educación en cuatro años, mientras el gobierno peronista  produjo cuatro leyes educativas. No es menor decir que las personas “caen en la educación pública”, con desprecio y desconocimiento del espacio en el cual se forman el 70% de los  argentinos.   Despejemos fantasmas. Si se quiere hablar de educación, hablemos en serio. Y, como bien dice el Evangelio, “por sus frutos los conoceréis”. No son urgencias de oportunismo electoral las que permitirán abonar una educación fructuosa, que sea a la vez aprendizaje de actitudes y valores, de conocimientos humanísticos y científicos, y producción de  las bases para acceder a sitios de trabajo que se promuevan desde la economía.- 


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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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