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La descarnada lucha contra la droga en primera persona

Pocas veces un testimonio resulto tan francamente desgarrador. No es fácil desnudarse emocionalmente y contar los más íntimos padecimientos cuando se cae en la miseria del consumo de sustancias. Alguien se animó, está en Mendoza y cuenta todo, desde cómo llegó al consumo, lo que perdió y todo lo que le costó salir del infierno.

21/05/2022 22:17
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Por Luis Martínez, Redacción Jornada

Lo tuvo todo. Fama, dinero, familia. Hacía lo que más le gustaba, jugar al fútbol. Recorría el país y, luego, parte del mundo. No le faltaba nada, pero de repente, una mala decisión fue el principio del fin.

De a poco, como si estuviera en otra dimensión, o en un cine viendo la película de su vida, empezó a ver cómo su mundo se desmoronaba sin que pudiera hacer algo para salvarlo. Al contrario, todas sus acciones apuntaban a la autodestrucción.

Marcelo Rosende, de él estamos hablando, pasó por Independiente Rivadavia a mediados de la década de los ’80. Delantero, de área, ganador, con buen físico, lleno de cábalas que indirectamente mostraban su inseguridad interior, esa que quizás le jugó en contra a la hora de tomar una decisión, la de decir NO.

Del todo a la nada en un solo paso. En el matinal de radio Jornada (FM 91.9), “Juntos de mañana”, Marcelo se abrió y nos contó su historia.

“No fue fácil, pero lo hicieron conmigo, fue devolver en parte lo que hicieron conmigo. Primero Dios, yo puse mi voluntad, pero mucha gente alrededor mía apuntalando para que yo pueda salir de ese lugar. Soy un privilegiado porque son pocos los que pueden salir y son pocos los que lo hacen. Tengo esa misión de dar mi testimonio primero de sufrimiento y luego de que se pude salir de ese lugar, se puede salir del medio del infierno”, arrancó.

Y empezó a contar su experiencia “lo viví con pérdidas totales desde las económicas, materiales. Lo viví en pérdida de familia, hijos, pareja, padres que me esquivaban que no me querían ver, fue una cosa terrible”, afirmó.

“Lo viví con seis sobredosis y un paro respiratorio, lo viví privado de mi libertad, pasé por todas las etapas que con esta enfermedad uno puede pasar. No hay nada lógico en el mundo por lo que yo esté ahora hablando con ustedes, tendría que estar muerto hace mucho tiempo y, encima, me siento bien en general”, dijo.

 “Con mi recuperación empiezo a darme cuenta de todo lo que hice y me sentía muy mal. Me sentía muy culpable”, agregó. “Me invitan a consumir en el mejor momento de mi vida. Una noche mi invita a comer Daniel Francovig, arquero uruguayo que defendió el arco de la selección de Venezuela, me invitó. Te dicen todo lo bueno que te va a dar, que te va a encantar que te vas a sentir Superman, pero no te dicen lo malo, que vas a perder todo lo económico, tu familia, que vas a perder tu dignidad, tu esperanza, tu fe, tu hombría, es decir, todo lo que puede perder un ser humano”, afirmó.

“Me llevó mucho tiempo darme cuenta y poder pedir ayuda. Jugué drogado una sola vez, pero siempre di mucha ventaja, lastimé mi cuerpo de muy chico y después de grande peor. No tienes que probar nada de eso, no es necesario ninguna sustancia externa para sentirte bien, es una mentira. He estado muerto muchos años caminando por la calle, pero que muerto porque veía lo que pasaba y no podía hacer nada. Nada puede hacer sentirte bien. Te vas a sentir bien los primeros días y después vas a caer en un profundo abismo de locura. Es una locura y a veces no podes salir. Hay muchos muertos alrededor mío, un hermano más joven. Por la droga, pero también por la violencia porque no solamente es la droga, es los lugares en que te metes la gente con la que tratas. Hacemos muchas cosas por las que mucho tiempo me sentí culpable hasta que entendí que yo estaba enfermo. Que es una enfermedad. Que no somos unos HDP, que quede claro que es una enfermedad”, comentó. “Nosotros necesitamos informar lo que es la enfermedad”, afirmó.

La Contención

Preguntado sobre los lugares, públicos o privados, para contener a los adictos respondió “Hay muy pocos lugares. Lo principal es la información y la contención. Una vez que la persona tiene la enfermedad los tratamientos son muy costosos, las obras sociales no se hacen cargo y las familias no pueden pagar 60, 80 o 100 mil pesos por mes”, señaló.

Y fue más allá al definir la situación “es una enfermedad crónica, lenta y mortal. Se puede controlar, pero uno es adicto toda la vida y entenderlo es lo principal para mantener una recuperación sana. Acá no podemos volver a consumir nada más. Lo principal es hacerse cargo de que es una enfermedad, ser solidario es fundamental para hacer frente a la enfermedad, entenderla”, dijo descarnadamente.

“Estoy dando mi testimonio. Que me vean, que sepan que hay una posibilidad de salir. De todo lo que sufrí que no me da vergüenza porque es parte de mi vida y de la felicidad que hoy tengo a pesar de lo que me pasó. La enfermedad es ilógica y es mortal”, sostuvo.

El trabajo como forma de ayudar a la sociedad

“Me he preparado también para poder hacer esto”, señaló.

En medio de la charla y con alegría nos contó que empieza a trabajar porque Marcelo es operador socio terapéutico de calle en adicciones y acompañante terapéutico, pero además en discapacidad es acompañante terapéutico y coordinador de talleres de teatro, de juegos y de panadería quien lo apoyo en sus inicios fue la gran actriz mendocina Ana María Giunta. “Es la que me hizo estudiar, terminar mis estudios”, dijo.

Comenzó con talleres en la fundación Salud Arte de Luján de Cuyo y necesita sumar para vivir, pero también para ayudar con un granito de arena en la lucha contra las adicciones y es una buena noticia. Allí trabajo con los chicos y por ahora les da talleres de panadería.

Lo dijimos al principio. Pocas veces un testimonio llega en primera persona y de una forma descarnada. Es una forma de entender que se puede hacer y cómo luchar con este flagelo. No lo dejemos solo.

PD: Por si alguien quiere contactarlo acá dejamos algunos de sus contactos:

Celular: 2617464530 / Facebook: Marcelo Rosende adicciones

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