Por Luis Martínez, Redacción Jornada
Finalizada la temporada estival del Parque Provincial Aconcagua, la Patrulla de Rescate del Ministerio de Seguridad realizó cerca de 60 intervenciones a andinistas, quienes buscaban llegar a la cumbre del Coloso de América, en las que también contaron con la asistencia médica.
Esa parte de la historia es la que queremos destacar. El trabajo de los profesionales que reciben a los andinistas y le dan el pase para ingresar o no, depende de sus condiciones de salud, y que, luego prestan la asistencia con la novedad de que en esta ocasión debieron instalarse en los campamentos a lo largo del trayecto de ascenso.
Durante esta última temporada, los rescatistas realizaron la recuperación y pericias de tres personas fallecidas -dos andinistas estadounidenses y un noruego-, a más de 6.000 metros sobre el nivel del mar.
El bonaerense nacido en La Emilia, Buenos Aires, Bernabé Abramor, médico terapista especialista en medicina de montaña y responsable de Extreme Medicine la empresa a cargo de la asistencia médica en el coloso de América visitó “Lado A”, el matinal de radio Jornada (FM 91.9) y nos contó la experiencia de esta temporada.
Nos contó de su entusiasmo y amor por la medicina y la montaña que pudo finalmente cumplir ya con varias cumbres en el macizo sobre sus espaldas. Destacó de la temporada toda la experiencia vivida pero especialmente dos importantes rescates a andinistas con vida en un tiempo récord de menos de 5 horas, quienes cayeron a más de 100 metros por un terraplén de nieve dura y rocas y sufrieron gravísimas heridas y politraumatismos.
“Este año desde el punto de vista climatológico fue el más duro de los últimos 10 años, muy nevador complicando el desplazamiento por el hielo y la nieve lo que provocó muchos más accidentes y una temporada más movida eso sumado a la patología común de montaña”, señaló.
Acerca del despliegue dijo “es difícil, es una logística muy grande y para nosotros como Extreme Medicine fue un desafío muy grande porque si bien somos los médicos que trabajamos desde hace muchos años en el Aconcagua, es la primera vez que lo hacemos con nuestra empresa por lo que era la primera vez que encaramos el armado y el desafío era mucho mayor porque a diferencia de años anteriores el servicio médico es totalmente autónomo. Entonces, tuvimos que armar domos en todos los campamentos, pero también en los de altura y es la primera vez que estamos tanto tiempo en los campamentos de altura”, contó.
Señaló que un gran error que se comete es evaluar el éxito de una temporada por la cantidad de muertos, es decir, menos fallecidos temporada exitosa. “Las muertes de este año se produjeron muy cerca de la cumbre donde el montañista está solo, el cuerpo está agotado y donde toma decisiones desde su autocuidado y si la persona está agotada y muere no se puede hacer mucho. Ahora, todo ese trabajo de prevención que hace todo el equipo desde que esa persona ingresa al parque, de lo chequea tres veces, ayudamos que el cuerpo pueda respetar el tiempo de aclimatación y generando la seguridad de que la persona pueda subir”.
“Muchos se dan cuenta de que Aconcagua no es lo que pensar porque quizás han subido montañas más altas y llegan a Aconcagua y se encuentran con un ambiente totalmente hostil, muy seco, muy frío, muy ventoso y eso condiciona y atrasa la aclimatación”, sostuvo.
“El balance que hacemos es muy bueno porque hemos trabajado aumentando la cantidad de personas que ingresaron al parque y eso aumenta la cantidad de atenciones. Han ingresado 3.300 personas al parque y hemos hecho más de 4.000 controles con más de 200 evacuaciones, de las cuales muchas estaban graves. Si sacamos el porcentaje de las personas que ingresaron, el tiempo que estuvieron expuestos y las tres muertes que hubo, el porcentaje es muy bajo”, afirmó.
“El 90% de los especialistas de medicina de montaña, que no son muchos, está en nuestro equipo. La medicina de montaña es una medicina rara, no es como la medicina de ciudad se usan otras drogas, se usan otras dosis, donde la clave es la presión atmosférica, y desde el amor a la montaña. Uno de los puntos es trabajar de una forma amigable con el ambiente”, indicó.
El relato de un profesional amante de la montaña contando la cruda experiencia de no solo asistir a los expedicionarios que tengan un accidente o un evento grave de salud en la subida, sino acompañarlos para que la experiencia sea lo mejor posible. Una parte más de la vida junto al centinela de América, cumbre deseada por los especialistas, y como dijimos al comienzo de la nota, postal icónica de Mendoza.