Desde que Raúl Alfonsín y José Sarney, presidentes de Argentina y Brasil, pero, además, grandes amigos juntos pensaran, con una gran visión de estadistas, en un mercado común que hiciera fuerte a la región a la hora de comercializar, el Mercosur tomó forma
Por Luis Martínez, Redacción Jornada
Pero nunca terminó de consolidarse. Aquí la nota con el ex presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti que nos da su parecer de porque no arranca el bloque regional.
La última cumbre, marcada de una alta tensión, mostró una vez más la clara imagen del Mercosur. Muchas ideas poca unión.
Es que antes de comenzar la reunión que encabezó el presidente Alberto Fernández, el mandatario uruguayo Luis Lacalle Pou salió con tapones de punta, al estilo futbolístico de los uruguayos, a romper el esquema.
“Vamos a respetar el ordenamiento jurídico vigente del Mercosur y, al amparo de ese ordenamiento jurídico, nuestro canciller, junto a la ministra de Economía, en lo que se trata de un zona de libre comercio, hemos comunicado que el Uruguay pretende avanzar con otros países y esto no significa vulnerar ni violentar la regla de consenso”, expresó. “El mundo va muy rápido, se está entrelazando comercialmente. El final del COVID-19 va a hacer que estas negociaciones se disparen. El mundo va hacia allá y no nos va a esperar. Por eso, amigos presidentes, con tranquilidad, les queremos decir que hacia allá va el Uruguay. Ojalá vayamos todos juntos”, deseó el jefe de Estado. Fue al anunciar que Uruguay va a negociar por afuera del bloque, pero sin salirse de él.
Fernández aprovechó su discurso y salió a cruzar a cruzó a Lacalle Pou y Jair Bolsonaro.
“Creemos que el camino es cumplir con el Tratado de Asunción, negociar juntos con terceros países o bloques y respetar la figura del consenso; creemos en la defensa del estado de derecho, todos somos parte de estados de derecho; el consenso es el camino más racional”, aseguró al encabezar el acto. Consideró que “es a través de más integración regional y no de menos que estaremos en mejores condiciones”, sostuvo firme el presidente argentino.
Ahora bien, porque no funciona el Mercosur. Se lo preguntamos a una persona que por sus funciones estuvo cerca de los creadores y del acto fundacional del bloque.
Buscamos el testimonio del origen
En el matinal de radio Jornada (FM 91.9) el ex presidente de Uruguay, Julio María Sanguinetti se anticipó un poco a esta situación y opinó “en aquel momento nuestro sueño era algo así como la Comunidad Europea, quizás un sueño demasiado ambicioso, quizás pecamos de utópicos no. Con Raúl (Alfonsín) con Sarney en aquellos años de la restauración democrática nos llevaba de la mano también a una comunidad de naciones. Después se incorporó en el ‘89 Paraguay y no se incorporó Chile plenamente porque tenía y tiene todavía una economía más abierta que las nuestras, y, en consecuencia, no podía entrar plenamente. Pero teníamos una ambición amplia, teníamos que caminar al lado de Europa. Bueno, no fue así. Ya en el 99 con la devaluación brasileña de enero del 99, nos enfrentamos a una cosa que era la ‘simetría o sea, una situación estructuralmente compleja no porque cuando el PBI de uno de los socios es el 80% bueno, si estornuda y nosotros vivimos una pulmonía, las cosas se complican. A partir de ahí las cosas se complicaron luego vinieron los gobiernos Kirchner que no cumplían las resoluciones, en fin, que chocaron mucho”.
“Y hoy seguimos con un Mercosur que sigue siendo un programa estratégico válido que sin duda generó corrientes comerciales y generó vínculos administrativos importantes pero que desgraciadamente está muy estancado y tampoco hoy tenemos una unidad por el tema comercial que es notorio que Brasil y Uruguay tienen una posición y Argentina otra, no”.
Le preguntamos si es hipócrita la relación con la Argentina y nos dijo: “La relación con la Argentina es una cosa media curiosa porque no hay dos sociedades más afines que las nuestras, sin embargo, los gobiernos nunca han tenido tanta afinidad. Hemos tenido momentos muy buenos y momentos muy malos. Tuvimos momentos muy buenos en sintonía con Alfonsín, muy buenos con Menem también, malos con los gobiernos Kirchner, ahora regular con el gobierno Fernández, no se entienden nuestros presidentes, estamos en líneas sustantivas diferentes. Nosotros queremos un Mercosur más abierto hacia el mundo y la Argentina todavía defiende un Mercosur más cerrado”.
Ahí está la clave de la diferencia en el tema.
Algunos números reflejo de la relación comercial
Mercosur, el principal aliado comercial argentino: adquiere el 19% de lo exportado por Argentina y provee el 25% de los insumos industriales, equipos y bienes de consumo que importa el país.
El Mercosur es el principal proveedor externo de insumos industriales y de todo tipo, equipos y bienes de consumo para Argentina. En 2019, las importaciones de nuestro país fueron de US$ 49.125 M, de los cuales US$ 12.243 M corresponden a compras dentro del bloque. Con esto, las importaciones del Mercosur ascendieron al 25% del total, superando así a otros importantes orígenes como China (19%) y la Unión Europea (18%).
A su vez, el Mercosur constituye el principal destino de las exportaciones argentinas. En 2019, los despachos externos nacionales ascendieron a US$ 65.115 millones, mientras que las ventas al bloque fueron de US$ 12.691 millones. Es decir, el Mercosur absorbe el 19% del valor exportado por Argentina. Más aún, los despachos a este bloque superan en un 44% a las exportaciones a la Unión Europea (segundo mayor socio comercial) y casi duplican el valor de ventas anuales a China (tercer socio comercial).
Qué es el Mercosur
El Mercado Común del Sur (Mercosur) nace como una integración regional de la que forman parte Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay [1]. El objetivo central de la integración es fomentar un mercado común con libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países miembros, protegido por un arancel externo común (AEC) sobre productos claves. Además, persigue la coordinación de políticas comerciales, macroeconómicas y sectoriales, y busca armonizar las legislaciones sobre aspectos pertinentes en los países miembros.
En fin, las diferencias marcan por ahora el ritmo del bloque pero es probable que se cumpla el sueño de los que imaginaron naciones unidas en pos de un bien común.