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Persiste la alerta amarilla en Mendoza por la intensa ola de calor

Con temperaturas de superiores a los 35 grados centígrados se lanza la alerta amarilla, que indica que la ola de calor puede ser peligrosa para bebés y chicos muy chiquitos, para mayores de 65 años y para pacientes de algunas enfermedades crónicas

Redacción
24/11/2022 10:31
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Mendoza se encuentra bajo una alerta amarilla debido a la intensa ola de calor que domina a gran parte del país, desde la provincia de Río Negro hacia todo el Norte argentino, incluyendo a la provincia cuyana, con temperaturas máxmimas por sobre los 37 grados sobre cero.

El nivel de una alerta amarilla se considera con temperaturas que alcanzan a los 36 grados centígrados, ya que indica que la ola de calor puede ser peligrosa para bebés y chicos muy chiquitos, para mayores de 65 años y para pacientes de algunas enfermedades crónicas. Básicamente, cuando la temperatura ambiente es igual o superior a la normal del cuerpo humano.

Ese estado perdurará al menos hasta el lunes próximo cuando sobre Mendoza el estado del tiempo provoque nubosidad variable con un descenso de la temperatura por lo que la máxima, el 28 de noviembre de 2022, rondará los 36 grados, brindando un respiro luego de varios días de intenso calor.

Qué hacer

Los consejos, para todos los niveles de alerta, son los mismos; lo que aumenta en cada uno es el riesgo que supone para cada población.

Los hábitos alimentarios se han vuelto, desde hace unos años, bastante poco saludables y son, por lo tanto, más nocivos que nunca durante los días de altas temperaturas. Hay que evitar el consumo de bebidas gaseosas, azucaradas, alcohólicas e infusiones calientes.

La mejor bebida para el calor es el agua fresca, ingerida gradualmente y en grandes cantidades. La mejor hidratación es la que se realiza de forma constante: recordemos siempre que cuando sentimos sed ya tenemos algún grado de deshidratación en nuestro cuerpo. Lo mejor es tener siempre a mano una botella con agua de la que podamos beber a intervalos regulares.

Algo semejante sucede con la alimentación: las grasas, frituras, carnes y snacks son de digestión lenta y alto contenido de sal. En los días de calor, nos hacen transpirar y sentir sed más de lo debido. Por el contrario, debemos consumir alimentos livianos y frescos: verduras, ensaladas, hortalizas, yogur -solo o con cereales- y frutas. Aunque parezca difícil, y un poco desalentador, este cambio en nuestra dieta habitual, sus beneficios se notan inmediatamente.

Con respecto a la ropa, debe ser suelta, liviana y de colores claros. Ahora que parece volver la moda de los sombreros, podemos aprovechar para cubrirnos la cabeza y evitar la exposición directa a los rayos del sol. Y, en caso de no poder evitarla, no olvidemos usar protector solar.

 

 

 

 

 

 

 

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