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Luisa Valenzuela, entre las máscaras y los atardeceres, sigue el camino de las palabras

14/06/2020 00:02
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Entrevista a la escritora Luisa Valenzuela por Dedé Vargas y Emilio Vera Da Souza

La escritora argentina Luisa Valenzuela se convirtió en la primera mujer distinguida con uno de los galardones más importantes de las letras iberoamericanas, el Premio Internacional Carlos Fuentes a la Creación Literaria. “El jurado reconoció en la obra de la escritora argentina genialidad, constancia, así como sentido lúdico y creativo”, aseguró la Secretaría de Cultura mexicana.

Se destacó la “extensión y la inteligencia de su obra”, así como su capacidad para desenvolverse en cuatro géneros: novela, cuento, microrrelato y ensayo.

Además de Luis Goytisolo, entre los ganadores anteriores figuran Mario Vargas Llosa (2012), Sergio Ramírez (2014) y Eduardo Lizalde (2016). Desde 2018, el premio pasó a ser anual.

Luisa Valenzuela, nació en la Ciudad de Buenos Aires y ha publicado más de 30 libros entre novelas, volúmenes de cuentos, microrrelatos y ensayos. En más de 17 países de América, Europa, Asia y Oceanía conocen sus libros que también fueron traducidos al inglés, francés, alemán, holandés, italiano, portugués, serbio, coreano, japonés y árabe.

Dice Luisa “no hay patrones ni moldes si se quiere escribir distinto: escribir de verdad”, de ahí que su obra se despliegue en varios géneros.

El Premio Carlos Fuentes se suma a la extensa lista de galardones que ha recibido la autora de las novelas El mañana y Cuidado con el tigre, entre otras. Es el segundo con el nombre del autor de Aura, ya que en diciembre se le entregará la Medalla Carlos Fuentes que otorga la Feria Internacional de Libro de Guadalajara. También, ha recibido el Gran Premio de Honor de la SADE, el doctorado Honoris Causa de la Universidad de Knox (Illinois) y de la Universidad Nacional de San Martín (Provincia de Buenos Aires).

Luisa Valenzuela, tiene un espacio donde trabaja con las paredes llenas de máscaras originales de todo el mundo, una colección inmensa e impactante. Fue presidenta del capítulo argentino del PEN Club desde 2014, Valenzuela acaba de culminar su mandato. “Fue particularmente largo. Desde 2014, cuando logramos revivir el antiguo y prestigioso PEN Club y lo investimos de su nueva función de observatorio, atendiendo las normativas del actual PEN Internacional. Me siento muy orgullosa con lo que hemos logrado que imagino seguirá creciendo por estos caminos. Nunca estaré demasiado lejos, como presidenta emérita por una parte y como vicepresidenta de PEN Internacional, recién nombrada junto a Elena Poniatowska y Orhan Pamuk”.

El PEN Internacional, es una asociación mundial de escritores fundada en Londres en 19211 para promover la amistad y cooperación intelectual entre escritores. Una organización única en el mundo. Originalmente, el acrónimo PEN se refería a «Poetas, Ensayistas y Novelistas», pero actualmente, con más de 25.000 socios, incluye a todo tipo de personas dedicadas a las letras, tales como periodistas, historiadores, traductores e incluso blogueros. La asociación cuenta con 149 centros PEN International independientes, distribuidos en más de 100 países.

Entre sus objetivos se encuentran: enfatizar el rol de la literatura en el desarrollo del entendimiento mutuo y la cultura mundial, luchar por la libertad de expresión y actuar como una voz potente en nombre de los escritores asediados, encarcelados o asesinados por sus posturas. PEN Internacional es la más antigua organización de defensa de los derechos humanos y organización literaria internacional.

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Un galardón para Valenzuela

En una ceremonia celebrada en Palacio Nacional de México, Luisa Valenzuela recibió, en manos de Andrés Manuel López Obrador, el prestigioso Premio Carlos Fuentes.

La escritora y periodista argentina se quedó con el galardón otorgado por la Secretaría de Cultura de México y la Universidad UNAM (La Universidad Nacional Autónoma de México) por “la agudeza de su obra y genio narrativo”. El Presidente mexicano subrayó lo destacado por el jurado.

“Es un orgullo tan grande, tan enorme, porque amo a México y lo que siento en estos momentos, pues lo he sentido muchas veces, es esta reciprocidad que tengo de amor con este país, que es realmente mi país favorito del mundo. Muchas gracias por este premio y muchas gracias por la hospitalidad que me han brindado”, dijo frente al público con un dejo de emoción.

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Conversaciones con Luisa, la escritora argentina más reconocida en el mundo de la literatura

¿Cómo estás llevando tu actividad en época de pandemia, el encierro siempre fue algo normal en tu vida de escritora?

La verdad que lo estoy llevando asombrosamente bien. Porque el encierro no me fue nunca habitual, soy una viajera empedernida y muy movediza, pero es cierto también que en tanto escritora se disfrutar la soledad y el tiempo de inmersión en mi trabajo.

¿Los escritores y escritoras están en dificultad por la condición de encierro y ven afectados sus ingresos?

Entiendo que el encierro por si mismo no perturba a escritores y escritoras, pero sí el tema económico, como a todo el mundo, salvo a quienes encontraron la interesante salida de dictar cursos y talleres en línea. Mis salidas en ese aspecto eran al extranjero, invitada a dar conferencias y lecturas y algún breve taller, así que por ahora estoy en pausa. Cosa que aprovecho para escribir sin presiones.

¿Qué opina sobre los hechos de protesta por la violencia y racismo en EEUU?

La protesta en sí me parece un movimiento conmovedor y necesario. El racismo es una lacra que no sólo los Estados Unidos arrastran desde hace siglos. Lo tremendo de esto es que se da en tiempos de pandemia, lo importe y muy valioso es la conciencia que se ha despertado en el mundo entero. George Floyd se ha convertido en un ícono, un mártir primordial.

¿Sigue teniendo actividad en PEN Argentina? puede contarnos que está haciendo desde allí?

Cumplí ampliamente mi mandato como presidenta el año último, con la alegría de haberle devuelto vida al que supo ser el antiguo y venerable Pen Club Argentino. Tuve excelentes colaboradores y colaboradoras y uno de ellos, Gabriel Seisdedos, es el actual presidente. Yo quedé como presidenta emérita, y soy una de las vicepresidentas de PEN Internacional. PEN Argentina por su parte cumplió 90 años en abril, lo celebraremos presencialmente en diciembre de ser posible. Por ahora, el 13 de junio lanzamos un proyecto muy nuestro, el Diccionario de Autores Argentinos  1810-1960.

¿Puede contarnos alguna historia relacionada con Mendoza o con mendocinos?

Atesoro el recuerdo de entrañables intelectuales de la bella Mendoza que tan bien has fotografiado, Dedé Vargas. El gran Antonio Di Benedetto, Iverna Codina también extraordinaria escritora, Gabriel Lucero que conocí en sus tiempos de periodista. Y más acá perdura la memoria de la querida Miriam di Jerónimo, emblema del microrrelato tan valorado en Mendoza, cuna del talentoso y muy activo Juan Manuel Montes. La lista puede ser larga, pero no quiero olvidar al brillante Julio Rudman.

¿Cuáles son sus planes de escritura en estos días?

Estoy escribiendo a cuatro manos. O, mejor dicho, a poco más de cuatro dedos. Soy pésima dactilógrafa, pero avanzo con entusiasmo completando un libro que por ahora se titula Caminos de luz y sombra. La primera parte fue escrita en 2010, cuando emergí de una meningitis culpa del coronavirus de ese año. Así que es justo que lo complete hoy con una segunda parte, “Todas las pestes la peste” lectura patafísica de estos tiempos, y una tercera parte, “Cerebraciones” donde con todo desparpajo (linda palabra) me meto con la neurociencia y otros avances de la ciencia actual.

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Poética de la piedra, por Luisa Valenzuela para el libro “Mendoza Natural” de fotografías de Dedé Vargas

Si el ojo del amo engorda al ganado, qué no engordará –es decir enriquecerá— el ojo de un artista como Dedé Vargas quien, viniendo como viene de tierras cálidas y llanas, logra captar la latencia de la montaña y del frío, su vida interior. Después de detenerme largamente en la contemplación de estas fotos ya nunca más veré a Mendoza como supe verla: captaré la sinfonía de colores ocultos y de nubes, sabré de las conversaciones secretas entre los reinos mineral y vegetal, entraré en unos diálogos que las imágenes parecerían decodificar alimentando así nuestra percepción por caminos hechos de luz y sombras y resplandores difusos. La montaña eterna está viva en las fotos de Dedé. Mendoza vista con los ojos del amor y la fascinación, más sabios que cualquier lente —no desestimando por eso las lentes, el encuadre, la puesta en servicio de un aparato que alguna vez fue considerado mágico— nos descubre una nueva dimensión de la belleza, la poderosa belleza no exenta de amenaza. Y también está la fiesta, no sólo en las imágenes de los festejos de la vendimia o del vino que intuimos manado a partir de las vides y las bodegas, sino la fiesta de la contemplación, como quien medita ante los ilimitados espacios que se abren a partir de algo en apariencia tan simple y acotado como una fotografía para develar, napa tras napa, el deslumbrante secreto de Mendoza: la poética de la piedra.

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Los Atardeceres de Luisa

Se conocieron por la mediación de un amigo en común, hace tiempo, en Punta del Este. Apenas conversaron un rato, Dedé y Luisa se amigaron y así prosiguen hasta hoy.

En ese primer encuentro decidieron recorrer lugares para ver atardeceres. Luisa describía las situaciones y Dedé tomaba fotografías. Ella estaba preparando un libro con textos alusivos pensando publicar pronto sobre los atardeceres “Tramontos” (atardecer en italiano) y en ese encuentro se pusieron de acuerdo para hacer la publicación a cuatro manos. Varios días recorriendo espacios para cazar atardeceres con la advertencia de la experta Luisa: no moverse del lugar, y esperar para que el sol se oculte ya que los colores del cielo se modificaban con el paso de los minutos, y pasaban de los amarillos al naranja, el rojizo, los ocres hasta la noche propiamente dicha, donde el sol y sus reflejos son tan solo un recuerdo.

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Los libros de Luisa

Luisa Valenzuela escribió a los 17 años su primer cuento, “Ciudad ajena”, publicado luego en la revista literaria Ficción bajo el título “Ese canto”. Desde entonces no ha dejado de escribir. Sus más de 30 libros han sido traducidos y ampliamente estudiados en todo el mundo, y sus cuentos y ensayos aparecen en innumerables antologías internacionales.

La lista de sus novelas incluye: Hay que sonreír (primera edición: Buenos Aires, 1966) escrita durante su residencia en Francia y premiada por el Fondo Nacional de las Artes, a la que siguió El Gato Eficaz (primera edición: México, 1972), desarrollada en el International Writing Program de la Universidad de Iowa, tras obtener la beca Fulbright. Como en la Guerra (primera edición: Buenos Aires, 1977), en cambio, fue ideada entre Barcelona y Buenos Aires, y Cola de Lagartija (primera edición: Buenos Aires, 1983) en México, a partir de la beca Guggeheim. Luego llegó Novela negra con argentinos (primera edición: Barcelona, 1990. Última reedición: Buenos Aires, 2016) que recibió el premio Plaza y Janés y fue publicada en ocho países, al igual que Realidad Nacional desde la cama (primera edición: Buenos Aires, 1990), escrita al regresar a su ciudad natal luego de 10 años de permanencia en Nueva York.

La Travesía (primera edición: Buenos Aires, 2001), a la inversa, fue escrita en Argentina pero transcurre en Nueva York, y fue coeditada en México por la Universidad del Claustro de Sor Juana. Su siguiente novela, El Mañana (primera edición: Buenos Aires, 2010), fue desarrollada a lo largo de siete años, mientras que Cuidado con el Tigre, escrita por entero en 1967, fue editada recién en 2011. La máscara sarda, el profundo secreto de Perón, la última de sus novelas, fue plasmada en papel a la vuelta de su paso por Cerdeña y publicada en simultáneo en México y Argentina, en el año 2012.

Varias de estas obras integran además antologías y volúmenes mixtos, como Antología personal (Buenos Aires, 1998), El placer rebelde (Buenos Aires/México, 2003, prólogo y selección de Guillermo Saavedra) y Trilogía de los bajos fondos (México, 2004, prólogo de Guillermo Piro).

Valenzuela es autora también de una gran cantidad de libros de cuentos, entre ellos: Los Heréticos (primera edición: Buenos Aires, 1967), escrito en Francia y Argentina; Aquí pasan cosas raras (primera edición: Buenos Aires, 1976), creado al retorno de Europa y reeditado seis veces en el país; Libro que no muerde (primera edición: México, 1980), publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México; Cambio de Armas (primera edición: Hanover, 1982), traducido a siete idiomas y publicado en once países, apareció en Argentina recién en el año 2004; Donde viven las águilas (primera edición: Buenos Aires, 1983) y Simetrías (primera edición: Buenos Aires, 1993), escrito entre Nueva York y Buenos Aires.

En 2008 publicó en España otras tres antologías de cuentos: Tres por cinco (editado dos años después también en Buenos Aires) y Generosos inconvenientes y Juego de Villanos (selección y prólogo de Francisca Noguerol Jiménez). A continuación aparecieron las ediciones de arte ABC de las microfábulas, ilustradas por Rufino de Mingo en España (2009) y Lorenzo Amengual en Argentina (2011), y los volúmenes de microrrelatos, Zoorpresas zoológicas (Buenos Aires, 2013), Zoorpresas y demás microfábulas (Lima, 2013) y El Chiste de Dios y otros cuentos (Bogotá, 2017). Sus cuentos y microrrelatos fueron reunidos además en Cuentos completos y uno más (México, 1999, reeditado en 2006 por el Ministerio de Educación de la Nación Argentina) y en Brevs, microrrelatos completos hasta hoy (Buenos Aires, 2004).

Como ensayista ha publicado numerosas obras, entre las que pueden mencionarse: Peligrosas Palabras (Buenos Aires, 2001), Escritura y Secreto (México, 2002. Cuadernos de la Cátedra Alfonso Reyes del Instituto Tecnológico de Monterrey); Los deseos oscuros y los otros, cuadernos de New York (Buenos Aires, 2002); Lecciones de arte, el Entusiasmo (México, 2014, editado por el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación); Cortázar-Fuentes, Entrecruzamientos (México/Buenos Aires: 2014), Diario de máscaras (Buenos Aires, 2014), y Conversación con las máscaras (Lima, 2016), presentado en la muestra de su colección personal de máscaras en el Museo Nacional de Arte Decorativo de Buenos Aires.

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