Inmortalizan el presente, le dan al futuro una imagen que pertenece ahora pero perdurará en el tiempo. Son las viejas fotografías que nos han acompañado alguna vez en momentos significativos
Por Jorge Sosa, Redacción Jornada
Rescatan momentos del pasado cuando uno las repasa y volvemos a vivir hechos que nos marcaron y a revivir a seres ya desaparecidos. Es un volver a vivir, una extensión del recuerdo que nos permite encontrarnos con nosotros mismos en otra época, con otro semblante y seguramente otras emociones.
La fotografía es la que nos permite rearmar la historia del mundo, vívidamente, desde finales del siglo 19 cuando comenzó su andar por aquellas primitivas cámaras que sin embargo lograban su cometido: retratar lo que estaba pasando.
Los grandes hechos del mundo están reflejando lo que ocurría con lujos de detalles entonces el mundo pasado no es tan pasado, perdura, revive en nuestra visión de hoy y se esclarece todos los horizontes anteriores que hemos tenido.
Maravilloso el contenido de la fotografía artística, verdaderos monumentos del talento de sus creadores que los emparenta con los grandes pintores realistas que ha tenido y sigue teniendo la humanidad.
Con el tiempo llegó el film, la cinta, el cine, y entonces surgieron las que hoy se llaman documentales, películas que ilustran lugares, paisajes, situaciones, hechos históricos que si no fuera por su bondad de imágenes no podríamos contemplar.
En el seno de las familias, las fotografía rescatan del olvido pasajes de nuestras vidas que nos agarraron con una cámara en las manos. Con un click hicimos que esos momentos quedaran grabados para siempre y al volverlos a ver la vida se renueva de una manera incomparable. Es como un cofrecito de recuerdos donde hemos guardado nuestras mejores joyas.
Lindo es revisarlas, porque revisarlas es como revisarnos, como situarnos otra vez en aquellas circunstancias y darnos cuenta de lo que hemos vivido.
Entonces surgen nítidos los recuerdos que estaban transpapelados, el corazón late con aquella intensidad y nos damos cuenta de que hemos vivido más de lo que creemos haber vividos.
Toda familia tiene su álbum o su cajoncito lleno de fotografías y de vez en cuando, tal vez cuando la nostalgia nos llama, los abrimos para enterarnos de como fuimos cuando fuimos.
Ilustrar la vida con fotografías es dejar un testimonio imperecedero de nuestro andar por el mundo y eso es algo que hace dimensionar la vida en toda su plenitud.
Ahora los teléfonos celulares tienen incorporados, todos, una máquina fotográfica, así resulta fácil dejar estampado lo que estamos viviendo, por eso las fotografías de las nuevas épocas, independientes ellas, se han transformado en un nuevo medio de comunicación. Le muestran al mundo detalles del mundo que de no ser así ni nos enteraríamos.
Son parte de nuestra cultura, una parte importante, y podemos reconstruirnos con ellas. No dejemos de practicar este arte popular al alcance de todos para que la vida tenga millones de ventanas por donde mirarse.
Atentos todos: digan “wisky”.