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Guste o no, lo del “Cholo” Simeone no es casualidad

22/05/2021 19:59

Con los jugadores que tiene en su plantel y el dinero invertido en estos últimos años, en los que recaudó mucho más gracias a su mejor ubicación en los distintos torneos y a su crecimiento institucional, el Atlético de Madrid bien podría jugar con un poco más de estética y un criterio más creativo, con un poco menos de estructura y sus futbolistas, más sueltos

Por Sergio Levinsky, desde Buenos Aires. Especial para Jornada

Sin embargo, hay que aceptar que de cambiar esta filosofía, ya no sería un equipo del “Cholo” Diego Simeone. El entrenador argentino volvió a ganar un título de Liga Española, el segundo en nueve años y medio desde que asumió, por encima del Real Madrid y del Barcelona – clubes  mucho más poderosos y con mayor presupuesto- siguiendo su manera de pensar, manteniendo su esquema habitual, y es innegable que esto le funciona y muy bien.

Tal vez la imagen más gráfica de toda esta Liga 2020/21 haya sido la de un momento crucial como fue el minuto de refresco pactado de antemano para el segundo tiempo en el anteúltimo partido ante el Osasuna, cuando el Atlético perdía sorpresivamente 0-1 y de esta manera, permitía que el Real Madrid lo pasara a una sola fecha del final y cuando quedaba ya muy poco tiempo de juego.

Entonces, Simeone trabajó ese lapso con sus jugadores rodeándolo, como si fuera algo similar al minuto del básquetbol, al que piden los entrenadores cuando su equipo tiene un bajón, para cambiar el clima. Allí apareció un “Cholo” tranquilo pero enfático, apoyando sus índices en las sienes para decirles “poder mental, poder mental”. La mente siempre ha sido una aliada de Simeone, un poder ganador, el sobreponerse a todo, el aprovechamiento integral de cada ocasión.

Al regreso de ese pequeño descanso, el lateral brasileño Renán Lodi, que acababa de ingresar como suplente, marcó un golazo, y seis minutos más tarde apareció el gran goleador uruguayo Luis Suárez, con todo su oportunismo, para definir tras un perfecto centro al ras del belga Yannick Ferreira Carrasco. Todo había cambiado y el Atlético pasaba a depender de sí mismo en la última fecha, y se consagraría campeón.

Muchos han acercado a Simeone a Carlos Salvador Bilardo, quien lo comenzó a convocar cuando era un jugador muy joven aunque no lo terminó llevando al Mundial de Italia 1990, pero el “Cholo” es difícil de clasificar aunque bien se lo podría definir en términos muy generales como pragmático, al punto de llegar a citar frases que no siempre caen bien o tienen justificación como que lo único que importa es ganar o cuestiones por el estilo.

De todos modos, su obra en el Atlético Madrid es, a esta altura, impresionante. Llegó en diciembre de 2011 cuando el equipo atravesaba una crisis con Gregorio Manzano como entrenador y el objetivo era sacarlo de los últimos lugares de la tabla, cosa que logró con creces al punto de que terminó siendo campeón de la Europa League en la temporada siguiente y de a poco comenzó a construir una estructura con un fuerte carácter ganador, pasaran los jugadores que pasasen, algunos de enorme calidad desde el central uruguayo Diego Godín hasta delanteros como Radamel Falcao, Diego Costa, Fernando Torres o David Villa o arqueros como Thibaut Courtois.

En estos nueve años y medio, Simeone ganó dos Europa Leagues (2011/12 y 2017/18, dos Supercopa de Europa (2012 y 2018), dos ligas españolas (2014 y 2021), la Copa del Rey 2012/13 y la Supercopa de España 2014, además de haber llegado a dos finales de Champíons League en 2014 y 2016, ambas perdidas contra el Real Madrid, aunque la más dolorosa fue la primera en Lisboa, cuando los blancos empataron el partido a los tres minutos de descuento por un cabezazo de Sergio Ramos y luego se impusieron holgadamente en el alargue.

En esos mismos años, el Atlético consiguió colocarse siempre entre los tres primeros de cada liga y fue protagonista permanente de las ediciones de Champions, como cuando eliminó al Liverpool vigente campeón de Europa en 2020.

Pero además, Simeone logró potenciar a muchos de sus jugadores y fue delineando su equipo final cuando consiguió afinar su propósito, ahora rodeado de su compatriota Nelson Vivas – así como antes tuvo a su lado a Germán Burgos, que desde 2021 decidió continuar su carrera en solitario- y siempre con el profesor Ortega –uruguayo- en la preparación física.

A Simeone (que comenzó dirigiendo a Racing a la semana de haberse retirado como jugador, y fue épico campeón con Estudiantes de La Plata en 2006 y repitió con River en 2008), le gustan los esquemas sólidos, más que estéticos, con un clásico 4-4-2 aunque fue variando en algunos detalles, como el cambiar un lateral puro por la izquierda como Lodi por un central adaptado, como Mario Hermoso, mientras que Felipe fue alternando la posición de central con el uruguayo Josema García, parados al lado de un firme Stefan Savic y con el lateral derecho inglés Kieran Trippier, todos ellos sostenidos por un excepcional arquero como el esloveno Jan Oblak, uno de los tres mejores del mundo en la actualidad.

En la mitad de la cancha tampoco dudó en modificar las piezas cuando no estuvo convencido ni con el rendimiento del uruguayo Lucas Torreira ni con el mexicano Héctor Herrera y se fueron adueñando de las posiciones tanto el veterano (y capitán) Koke como un gran Marcos Llorente, proveniente de la cantera del Real Madrid, mientras que Ferreira Carrasco fue muy importante desde uno de los carriles y Saúl Ñiguez comenzó del otro lado aunque en esta temporada no tuvo regularidad.

La dupla atacante terminó siendo clara, con una notable producción del argentino Ángel Correa, cuya evolución es evidente, y el llamado a la selección nacional, un estricto acto de justicia, y como goleador, la enorme figura de Suárez, quien llegó con hambre de gloria tras haber sido insólitamente desechado por el entonces presidente del Barcelona Josep María Bartomeu cuando se inició la temporada, y pagó convirtiendo goles decisivos. Como manifestó Simeone en los festejos en Pucela, la cancha del Valladolid, “Suárez es Suárez, no hace falta decir nada más”. Simeone entendió, luego de muchos intentos, que una joya como el portugués Joao Félix, por el que el club invirtió mucho dinero para ficharlo, aún no estaba maduro para la titularidad y lo fue alternando desde el banco.

¿Qué se necesita una cuota de suerte para ser campeón? Por supuesto. El Atlético, en una larga temporada como fue la que acaba de finalizar, tuvo un mal inicio de 2021 y allí se le acercaron demasiado sus dos rivales directos, el Real Madrid y el Barcelona, al punto de que ambos desperdiciaron insólitamente sus chances de alcanzar la punta y a partir de entonces, en el tramo final, los de Simeone retornaron a la senda de victorias (no sin sufrir, algo que parece identitario del club rojiblanco de la capital española).

Pero por haber llevado de principio a fin el peso de la liga, y un liderazgo que llegó a sacar una distancia de diez puntos a sus perseguidores y por cómo resolvió partidos muy complicados, especialmente en el final, el Atlético es un justo campeón y todo indica que Simeone, por este camino, se cruzará más temprano que tarde con la selección argentina.

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Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista Diario Jornada.

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