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La Selección sigue en estado de gracia y hasta mantiene el funcionamiento sin jugadores referenciales

Argentina crece, tanto como la esperanza rumbo a la Copa del Mundo. Tiene con qué y la alimenta con un juego de equipo que hasta hace pasar inadvertidas las bajas de numerosos titulares. Sigue haciendo camino a su andar. Por Fabián Galdi

 

 

Redacción
01/02/2022 23:12


La Selección sigue en estado de gracia y confirma que su funcionamiento colectivo es capaz de suplir el plus de calidad que le otorgan jugadores referenciales ausentes en este juego.

Sin Messi, tanto en Calama como en Córdoba, el equipo dio respuestas en lo colectivo y esto es un signo positivo que vale tanto o más que el propio resultado.

Si frente a Chile se necesitó de una conducción en el mediocampo que priorizara la tenencia del balón para evitar la intensidad de los volantes trasandinos, la acumulación de amarillas implicó que tanto De Paul como Paredes tuvieran que cumplir su respectiva sanción, al igual que Otamendi.

Por esta sumatoria de motivos, quedaba en claro que Argentina llegaba a este duelo frente a Colombia con una formación que podría llamarse alternativa si es que no se tuviera en cuenta el roce internacional que tienen los jugadores desparramados en las principales ligas competitivas europeas.

Y es aquí donde conviene hacer una mención a quienes, por efecto arrastre, parecieran estar secundarizados en la consideración masiva.

Guido Rodríguez, por ejemplo, es un volante central con un altísimo sentido táctico para pararse y ordenar a su equipo con un pase lateral, cruzado o hacia atrás conforme amerite su decisión. 

El volante del Betis siempre le ha rendido a este ciclo albiceleste y conviene darle la valía que tiene al pararse detrás de la línea de la pelota para luego quedar de frente al anticipo, el corte o la cesión precisa.

A partir de esta sincronización desde el centro del campo, Lo Celso recibió juego con metros de libertad para armar, encarar o meter un cambio de frente. Y "Papu" Gómez, aún arrastrando una lesión en el tobillo derecho, fue sumamente valioso para mostrarse como volante receptor e intentar darle una variación de ritmo intenso al equipo.

La tendencia a triangular en espacios cortos ha sido otro de los puntos altos en la noche cordobesa y eso provocó que los colombianos, sin la pelota en su poder, no supieran cómo cortar el circuito argentino.

De hecho, la visita - necesitada de sumar - apenas inquietó en los minutos finales de cada etapa y no le encontró al vuelta a cómo lograr que el armado colectivo surgiera desde su propio campo. 

Di María, en esta segunda etapa en el seleccionado, es la exacta combinación de equilibrio, dosificación de fuerza y despliegue de su talento natural para generar situaciones de gol desde su posición de volante interno que driblea en diagonal hacia el área. 

Al igual que Leo, Angelito también llegará a Qatar convencido de que puede ser su último Mundial en plenitud. De hecho, el quiebre en la pasada Copa América lo reconvirtió en un futbolista indispensable para esta formación. 

Un párrafo aparte para Lautaro, que retomó la sana costumbre del tradicional e histórico delantero central de una selección nacional.

Siempre se las arregla para fabricarse el espacio con una economía de recursos admirables. Un paso al costado o hacia atrás en el momento justo le permite quedar en posición de remate y a las pruebas nos remitimos: sendos goles ante Chile y Colombia con su pierna menos hábil, marcan cómo ha aprendido en recursos técnicos y tácticos.

En línea defensiva, es una grata sorpresa el tiempista que asoma en Lisandro Martínez y su virtud para entregar el pase justo en una posición en la que está prohibido fallar. 

Acuña, por otro lado, fue otro de los destacados - inclusive, de su centro al corazón del área llegó el gol -. Le ha tomado la mano al puesto de lateral izquierdo y está por sobre Tagliafico en cuanto a la doble función de cerrar al atacante sobre la banda y luego progresar con pelota dominada con un porcentaje importante de eficacia.

Y de "Dibu", simplemente hay que marcar que el arquero debe dar las respuestas necesarias en los momentos clave, tal como lo hizo ante Borja en el mano a mano sobre el cierre de la etapa inicia.

Scaloni, en síntesis, puede darse por satisfecho. Pasó una prueba de fuego sin Messi y el equipo le funcionó como tal. La esperanza aumenta y el entrenador, junto a sus asesores del cuerpo técnico, tienen muchísimo que ver con ello.

Otro paso ganador en el sentido amplio y genuino del término. 

Más la certeza de que hay equipo...EQUIPO, en mayúsculas.

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