La contundente, y por momentos lujosa, victoria de la selección argentina ante la italiana en el legendario estadio de Wembley en Londres, el pasado miércoles, no debe confundirá nadie: ni a la prensa, ni a muchos posibles rivales en la lucha por el título mundial en Qatar, ni al entrenador Lionel Scaloni cuando quedan poco más de cinco meses para la máxima cita del fútbol.